Despedida de la Maga

Despedida de la Maga

Sobre "Devenires Prosaicos":

Devenires Prosaicos es un espacio por y para la literatura. Un espacio en el que planeo compartir reflexiones, fragmentos, poemas y cuentos. Deseo entonces dejar aquí escritas algunas pequeñas huellas, mis propios trayectos, mis propios devenires ¡Sed bienvenidos a devenires prosaicos!


martes, 4 de diciembre de 2012

16

(Por: Oliverio Girondo)



A unos les gusta el alpinismo. A otros les entretiene el dominó. A mí me encanta la transmigración.
Mientras aquéllos se pasan la vida colgados de una soga o pegando puñetazos sobre una mesa, yo me lo paso transmigrando de un cuerpo a otro, yo no me canso nunca de transmigrar. Desde el amanecer, me instalo en algún eucalipto a respirar la brisa de la mañana. Duermo una siesta mineral, dentro de la primera piedra que hallo en mi camino, y antes de anochecer ya estoy pensando la noche y las chimeneas con un espíritu de gato.
¡Qué delicia la de metamorfosearse en abejorro, la de sorber el polen de las rosas! ¡Qué voluptuosidad la de ser tierra, la de sentirse penetrado de tubérculos, de raíces, de una vida latente que nos fecunda... y nos hace cosquillas!
Para apreciar el jamón ¿no es indispensable ser chancho? Quien no logre transformarse en caballo ¿podrá saborear el gusto de los valles y darse cuenta de lo que significa “tirar el carro”?...
Poseer una virgen es muy distinto a experimentar las sensaciones de la virgen mientras la estamos poseyendo, y una cosa es mirar el mar desde la playa, otra contemplarlo con unos ojos de cangrejo.
Por eso a mí me gusta meterme en las vidas ajenas, vivir todas sus secreciones, todas sus esperanzas, sus buenos y sus malos humores.
Por eso a mí me gusta rumiar la pampa y el crepúsculo personificado en una vaca, sentir la gravitación y los ramajes con un cerebro de nuez o de castaña, arrodillarme en pleno campo, para cantarle con una voz de sapo a las estrellas.
¡Ah, el encanto de haber sido camello, zanahoria, manzana, y la satisfacción de comprender, a fondo, la pereza de los remansos.... y de los camaleones!...
 ¡Pensar que durante toda su existencia, la mayoría de los hombres no han sido ni siquiera mujer!... ¿Cómo es posible que no se aburran de sus apetitos, de sus espasmos y que no necesiten experimentar, de vez en cuando, los de las cucarachas... los de las madreselvas? Aunque me he puesto, muchas veces, un cerebro de imbécil, jamás he comprendido que se pueda vivir, eternamente, con un mismo esqueleto y un mismo sexo.
Cuando la vida es demasiado humana —¡únicamente humana!— el mecanismo de pensar ¿no resulta una enfermedad más larga y más aburrida que cualquier otra?
Yo, al menos, tengo la certidumbre que no hubiera podido soportarla sin esa aptitud de evasión, que me permite trasladarme adonde yo no estoy: ser hormiga, jirafa, poner un huevo, y lo que es más importante aún, encontrarme conmigo mismo en el momento en que me había olvidado, casi completamente, de mi propia existencia.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Dreaming Light -Anathema




Suddenly
Life has new meaning
Suddenly
Feeling is being

And you shine inside
And love stills my mind
Like the sunrise
Dreaming light of the sunrise

Suddenly
I don't have to be afraid
Suddenly
It all falls into place

And you shine inside
And love stills my mind
Like the sunrise
Dreaming light of the sunrise
Dreaming light

And you shine inside
And love stills my mind
Like the sunrise
Dreaming light of the sunrise

I feel you but I don't really know you
I dreamed of you from the moment I saw you
And I've seen the sunrise in your eyes
The sky, the sea, the light

So live your dream beneath the northern horizon
Be at peace set your heart in flight again
For the light is truth
The light is you

domingo, 4 de noviembre de 2012

Agenciamiento Espiral






Arde llama, quémame, devórame...
cada significante una nueva carga
connotación quimérica de mi realidad
ígnea sombra que me deconstruye
No queda nada más de mí
solo la brisa del laberinto.

No lo encuentro, claro helicoidal
huella iterable de sueños profanados
Allí, donde anhelo desaparecer, al fin,
sumergiéndome en el pasadizo cavernoso de tus piernas ancestrales
El camino sigue, descendente,
a través de la espiral asteriana de centro finito, regular.

Podría girar una y otra vez, como un demente,
pintando añil, las paredes sarracenas, cubiertas de aserrín
Así color podría darle, a este delirio obtuso,
que a mi ser deja ambiguo, inconcluso.
Pero el centro me interesa, a el ansioso llego,
en busca de respuestas contundentes,
que tengan un sabor agrio, de anhelos.

Yo te vi allí, sola, juguetona, coqueta, indefinible,
un sol que se apaga en medio de la tempestad.
Tu sonrisa ya no es aquel, dulce cáliz crepuscular,
solo es el crescendo de mi reflejo,
fragmentos de un mismo espejo, simple veleidad.

¡Ah triste agonía! ¡Devenir perpetuo!
Ese día fuiste mi panacea, fuiste mi delirio,
el polvo perdido, un anciano sirio.
Iluminaste la sala, recinto marmoleo,
donde se yuxtaponen Thanatos y Eros.
Que solo son condicionantes rizomaticos de tus indecisos labios
que se chocan y entrecruzan con mis  pensamientos arbóreos.

Si lo sé, una terrible,  pero mal articulada avenencia.
Si supieras lo que me sorprende lo fácil que es hallar
ese terrible punto sensible, que te sacude, que te fractura,
que te transfigura en otro...
en ese otro ser decadente antítesis sonámbula de iris blancos.

Pero, ¿puedo evitarlo?, protervo es mi deseo
serpiente multicolor
que a tus pies de piedra, genera un temblor.
Arrancar tu piel, acuchillar tus besos
que no quede nada, tan solo rojos cerezos.
Los que macizos, suaves, cuelgan de tus corneas sibilas
edénicos manjares, suculentas pupilas.

Solo ello existirá, en el instante, en el momento.
Todo lo demás separado por una pared oblicua,
de un color bacterial, que tu alma corroe y evita.
Un abismo infranqueable que tus sentidos y tu hybris exacerba.
Allí, lo único, inmutable,
será sudor, será cuerpo, será gloria, de tu pubis imperfecto.

Pronto me desvaneceré, despacio, tautológicamente,
cada significante a mi asociado, juguetón desaparecerá.
No puedo evitarlo, es control de la deidad falica,
de aquella floja, ebria y perezosa,
que al ajedrez con la magna parca juega en un altar.

No me queda más que seguir crepitando, ardiendo,
hasta que solo queden cenizas…
y la última humareda de un imposible
de una verdad.

sábado, 27 de octubre de 2012

El ultimo refugio




Hubo un día, hace años ya, que entre a una particular librería. Esta quedaba cerca a la glorieta de la calle Colombia y tenia un enorme mago barbudo en su entrada, que parecía esconder un secreto, pero al mismo tiempo parecía guiñarnos el ojo e invitarnos a entrar. Al principio tuve el temor que se tiene siempre frente a algo nuevo, a algo desconocido. Sentí una suerte de paranoia kafkiana ante lo que podía encontrar al otro lado o quizás pensé como Atreyu cuando cruzo la segunda puerta del oráculo del sur, que corría el riesgo de encontrarme con una parte de mi mismo que no me atrevía a enfrentar. Nada de esto paso, o al menos no de la manera en que lo esperaba. Solo recuerdo de mi primera entrada en Sim Sala Bim, dos cosas que me impactaron hondamente. Lo primero fue desde luego la diversidad de libros cercanos a mis propios gustos de ese entonces, relacionados con el Fantasy y la novela histórica. Lo segundo y más importante fue, creo yo, la amabilidad y el buen recibimiento que entonces me dieron. Yo era un pobre niñato, de los últimos años de bachillerato, sin un claro proyecto de vida. Sin conocer muchos autores, épocas y contenidos. No tenia mucho que ofrecer. No era nadie, más que otra sombra que deambula en medio de la multitud nebular de la urbe. Pero aun así me recibieron, como se recibe a un hijo proscrito que retorna a su casa, que se queda, para no volver a partir.

Mi propia historia personal desde entonces, siempre estuvo ligada a la librería. A veces, escapando de la universidad me refugiaba en este pequeño espacio, que siempre sin importar horario o mi estado de ánimo estaba abierto. Me sentaba. Tomaba un poco de café. Para luego reflexionar sobre la tragedia detrás de la pequeña broma de Ludvik al partido comunista. Luego tomaba tal vez un pequeño libro del filósofo de bigote y me cuestionaba la existencia de la moral y sus esbirros. Para culminar, en un crescendo confuso y rizomatico acompañando a Lyra en sus aventuras que la llevaron a concluir que la única certeza que hay en todos los universos posibles es la existencia del amor. Todo eso en una sola tarde sentado en una cómoda silla, acompañado de un café y un poco de ese olor a sueños que acompañada a cada libro, a cada pasión.

Siempre que me voy, que vuelvo a partir de la librería, me voy anhelando el volver. Parece como si dejara algunos pequeños hijos huérfanos, que aun desde sus estanterías, piden ser leídos, desean el toque de las manos y la vista de un lector fugaz. En el centro de la librería hay un pequeño árbol que asemeja a Ygdrassil, el árbol de la vida, cuyas raíces invisibles entran con fuerza en la tierra y se confunden con las páginas perdidas de libros por doquier. Un poco de polvo de hadas se riega en cada estantería, en cada pared. Algunos libros acumulados simulan torres, muros y murallas quizás de esa ciudad extraña, que soñó Borges cuando pensó en la biblioteca de babel. Entonces, luego enclaustrado en mis reflexiones, no me queda más que partir, dejando siempre atrás, en un pequeño cobre escondido en una página recóndita, una importante parte de mí.

Si algún día vas a Medellín, te pasas cerca a Unicentro y observas una librería de color amarillo, como el preámbulo de algún cuento de hadas. Entra sin miedo, disfruta la experiencia de la lectura y no te olvides saludar a Adri, a Edith y a todas las amables mujeres que allí trabajan. Diles que hay un pobre poeta divagante en el sur que no olvida, que siempre recuerda. Su pequeño territorio, su tierra de Nuncajamas, donde ansia siempre volver.



martes, 16 de octubre de 2012

LA BUFANDA CARMESI



Una pequeña gota cayó sobre la palma de su mano, juguetona y resbaladiza cayo en medio del asfalto, en medio de una ultima despedida. La miro triste y pensativo. Llovía con desgano, como si el cielo mismo tuviera ya pereza de seguir regando la malagradecida tierra. La gente a su alrededor caminaba en silencio, sonámbula, obnubilada, encerrada en sus propios pensamientos y preocupaciones, acerca de capital, futbol, amor y algún otro agenciamiento perdido. La urbe los absorbía todos y creaba esa ilusoria comunidad, ese extraño territorio en el que ahora se movilizaba. Federico miro a su frente, hacia rato que esperaba el colectivo 132, que en plena hora pico se demoraba más de lo normal. A su lado una señora obesa y un individuo extranjero que no lograba reconocer su procedencia emitían gruñidos y miraban fijamente de un lado a otro.

Se dio cuenta de que el colectivo se acercaba, Federico contento alzo la mano. En verdad tenia afán, llegaría tarde al trabajo, no era en definitiva un día para quedarse quieto. El colectivo paso burlón sin que el conductor siquiera dirigiese una mirada al paradero. Estaba completamente lleno. “¡Que montón de boludos!” pensó con rabia Federico que deseo en aquellos momentos que el colectivo chocara o se estropeara la mano al conductor. Tenía en verdad mucha rabia y molestia ante aquella situación. La señora gorda empezó a quejarse y acusar a algunos políticos del desorden y el caos vehicular de la ciudad. Federico suspiro. Decidió no quedarse en aquel lugar, calmarse y no convertirse en algún otro histérico más de los que pululaban por Buenos Aires.

Emprendió su camino y empezó a caminar por la calle Rivadavia, supuso que al final no había otra salida. El caudal de lluvia no mermaba, pero tampoco subía. Era el mismo lento repicar de gotas, esto sumado al frio y al fuerte viento húmedo, hacia de aquel un perfecto día para quedarse encerrado en casa, tomando mate o abrazando a la novia debajo de una cálida cobija de lana. Pero no, no todos tenían esos derechos. Federico debía laborar y sabia que le esperaba un buen regaño en la oficina. No era realmente una perspectiva muy agradable. El viento soplaba con tanta fuerza que sentía como si una pequeña estalagmita le saliera de la nariz.

Nadie prestaba atención de Federico que se movía apurado, los demás parecían sombras que se perdían en medio de la bruma, era imposible registrar un rostro y guardarlo en la memoria, pues cuando se volvía al siguiente parpadeo el rostro había desaparecido y la sombra también. Federico, miraba a todos lados, pero no parecía percibir la existencia sombriatica de los demás y de si mismo, hormiga de la urbe y de la capital. Sus pensamientos se perdían en medio de cálculos, planes y rastreos de lo que haría a continuación. Caminando con otros por la acera, Federico también se perdía en medio de la niebla, era parte de esa bruma que permitía perderse a cualquiera, desaparecer.

Sin ser consciente de ello, tal vez deseando su propia desaparición Federico cruzo la calle rápidamente con el semáforo en verde, justo antes de que pasara un vehículo marrón. El conductor furioso le grito: “¿Qué te pasa pelotudo? ¿en que estas pensando? ¡Perdete antes de que te agarre a piñas a vos y la concha de tu madre!” Federico lo miro con gesto sorprendido y ofendido pero prefirió no contestarle y meterse en una disputa inútil, el tiempo apremiaba. Así que continuo su deambular por el sendero peatonal que esperaba se terminara pronto, para llegar al fin a su trabajo, ese trabajo que en aquellos días se le hacia tan lejano y pesado como una isla perdida en el océano, arriesgando cada día su propio subsistir. Después de todo él  siempre se había sentido como un naufrago, como alguien a quien su entorno le parecía extraño y que luchaba por adaptar.

Caminando se da cuenta de una extraña mancha que sobresale en su chaqueta. Una paloma se había cagado en su chaqueta. Federico esta furioso, agita las manos, maldice. Una anciana que pasa lo mira fijamente con cara de vergüenza. Pero a él no le importa, levanta su maleta, saca un pañuelo, se limpia lo mejor que puede y procede su camino. Deja de mirar al frente, trata de no pensar en nada, sus pasos se mueven rápida y caóticamente. Camina esquivando transeúntes, carros y repartidores de volantes. Lo importante es llegar a su trabajo. No debe pensar, no debe importarle que más le traiga la urbe, cada quien tiene un objetivo y él tiene el suyo, hacia allí mueve sus pasos, como si hubiera una puerta a punto de cerrarse, como si fuera el ultimo día y quedara una misiva por responder .

Así hubiera seguido todo el camino, si no hubiera sido por un incidente. Concentrado como estaba no vio la mujer de chaleco y bufanda escarlata que también con prisa se movía a su frente y mirando hacia el suelo. El choque era inminente. Ninguno de los dos pensó en aquel momento, lo audaz y extraño de aquel acontecimiento, ninguno lo previo, ninguno lo planeo. El flujo de la vida misma creo el colapso y el estallido de sus cuerpos al encontrarse de frente, sin barrera, sin freno, ni razón. Ella cayó al suelo y su bolso también dejando caer algunas cosas de su interior como elementos de maquillaje y algunos papeles. Federico intento recomponerse rápidamente, tratando de analizar el golpe y la nueva situación. Se preparo para darle la mano y pedir disculpas como se debía, así recibiera un grito como respuesta.

- Lo siento- dijo ambos al unísono

Federico se sorprendió, alzo las cejas. Ella también había pensado que había tenido la culpa, ¿Pero la había tenido realmente? ¿Era otra hormiga esclava, otra termita perdida buscando roer un poco de sueños que la urbe soltaba a los transeúntes? Tal vez lo fuera, tal vez no. No había mucho tiempo para pensar. Ella tomo su mano y se levanto, lo miro a los ojos fijamente. Luego bajo su rostro y dio las gracias. Se preparo para proseguir su camino. Federico se detalló los rasgos de su cara, tenia una cara limpia, unos ojos pequeños y tristes y unos atractivos labios carmesíes que no necesitaban mucho labial para encenderse y que combinaban perfectamente con su bufanda.  ¿Sentía atracción física por ella?, no, no era ese tipo de atracción, era más bien como un enigma, como el enigma de lo inesperado, de lo fortuito.

Mientras esto pensaba ella ya se encontraba a media cuadra de distancia, el no aguanto y grito:

- ¡Espera!

La mujer se detuvo.

- Quizas…podríamos tomarnos un café- dijo en un repentino impulso

- ¿Café?- le dijo ella, como si no comprendiera lo que quería decirle

Federico se asustó, ¿Qué le había motivado a hacer tal propuesta?, tenia que ir a trabajar y además era posible que ella también tuviera afán. Seguro lo miraría como un loco, no se hace este tipo de propuestas a alguien en la calle.

- Yo…lo siento, no quería…

De repente el gesto de ella cambio, lo miro fijamente, detallando su rostro en silencio. Federico la miraba entre extrañado e inexpresivo, como un niño que espera que se baje el telon de su show favorito. Luego de repente, como un estallido en medio del desierto, ella empezó a reírse. Su risa era misteriosa y extrañamente confortable.

- Esta bien, supongo que puedo sacar unos minutos…¿Cómo te llamas?- pregunto entre risas

- Federico. Federico Restrepo

- Un nombre y un apellido muy extraño- dijo jugando un poco con su pelo- ¿no eres de por aca verdad? ¿de donde eres?

- ¿Yo?- dijo Federico fingiendo susto- Soy un honroso ciudadano de Buraydah

- ¿Dónde queda eso?- pregunto ella curiosa

- Arabia

- ¡Que tontería! No tienes pinta de árabe- dijo riendo

- ¿No? ¿y si me cubro con mi bufanda asi?

- Que Boludo que sos- dijo riendo

- ¿Cómo te llamas tu?

- Sofia, me llamo Sofia

- Ven, vamos a tomarnos ese café

Buscaron un café medianamente decente y económico, entraron y se sentaron al lado de la ventana. Una muchacha joven se acercó y les solicito que iban a pedir. Pidieron dos cafés y dos media lunas, ella lo pidió cortado. Se miraron un momento sin decir palabra alguna, aun temerosos de la determinación que habían tomado. Luego comenzaron a hablar animadamente, primero de los típicos temas que hablas cuando conoces a alguien por primera vez, ¿estudias o trabajas? ¿Qué te gusta escuchar? ¿Dónde vives? que dio pie a que ambos, desconocidos en medio de la urbe, se dieran cuenta de algunas afinidades y desencuentros. Pero pronto Federico se dio cuenta que hasta el menor desencuentro parecía ser simplemente una pieza de rompecabezas en una inevitable conciliación, se complementaban muy bien. Se pregunto como era posible que existiera alguien como ella, si tal vez todo era un sueño o una ilusión.

La conversación fue seguida de risas, uno que otro chiste y algunos breves coqueteos. Ambos escuchaban rock y salsa. Ambos leían a Julio Cortazar, a Macedonio Fernandez y a Fernando Vallejo. A ambos les gustaba tomar leche caliente por la noche. Ambos les gustaba estudiar con atención los rostros de las personas en el autobus. Ambos se imaginaban su casa con una hamaca y un gato. Ambos se reian viendo videos comicos en el youtube. Ambos preferían las películas de suspenso, drama como psicosis y 500 days of summer. El tenia un tic en el parpado izquierdo que extrañamente se complementaba el del dedo anular derecho de ella. A el le gustaban las comidas que tuvieran carne, ella prefería los vegetales. El le dijo en broma que si volvían a salir, el le regalaría sus vegetales si ella le daba su carne. A el gustaba consentir y dar gusto, a ella le gustaba ser consentida y hacer feliz a su pareja. Ambos soñaban con una suerte de cama astral, alejada de la urbe que se convirtiera en un ligero tablero donde los cuerpos se jugaran su devenir ígneo. Y ambos veían los labios del otro como una posibilidad, como la posibilidad de iniciar un ultimo vuelo, antes del fin.

Entonces ambos sintieron que era un encuentro único, de esos que irremediablemente marcan tu vida y que recordaras años después cuando menos te los esperes, tal vez una tarde asoleada en el parque mirando como una anciana alimenta unas palomas o dos jóvenes se besan con inusitada pasión. Ambos se preguntaron donde había estado el otro, por que nunca hasta ahora se habían encontrado y que extrañas barreras eran las que los habían separado. Federico se imagino alguna especie de conspiración imaginaria en donde alguna  mano gigantesca parecida a la del icono del ratón de un pc, se encargaba de separarlos, de mantenerlos alejados poniendo trauseuntes, automóviles y contaminación visual para que no fuera posible su encuentro

Luego de terminar el café, ella le dio su número de teléfono y prometieron volver a verse. Ahora había que salir del breve espacio de encantamiento que había creado en aquel momento y volver a sumergirse en la bruma de la multitud incomprensiva. Federico salió del local y miro el pequeño papel que ella le había dado:

1567228014-SOFIA

Feliz empezó a entonar una vieja melodía conocida, mientras la ciudad parecía llenarse de vivos colores y promesas de fuego pasional. Así, pensó que la caminada había valido la pena. No le importo tener que llamar a su trabajo, inventar una excusa por su ausencia y recibir el regaño del jefe. No le importo que por la tarde lloviera como si el cielo aborriciera su felicidad. No le importo llegar a su viejo monoambiente, encontrar la nevera vacia e ir al supermercado chino mas cercano en búsqueda de algo de comida fácil de hacer. No le importo prender la tv y ver que su equipo habia perdido 3-1 en el clásico frente a su rival. No le importo encontrar ese dia su almohada dura antes de dormir.

A los tres días, volvió a llamar a Sofía. Salió animado a un locutorio y marco el numero. Mientras esperaba el leve repicar del teléfono penso en besos, en deseos, en canciones, una de ellas se repetía rebotando como un eco en su cavernoso corazon,. A la primera no le contesto. Supuso que estaría ocupada o tal vez no habia escuchado el celular. Asi que hizo un segundo intento. Tampoco funciono. Una sensación de tristeza, frustración y miedo empezaba a invadirle. Tercer y último intento. Dos repiqueos. Esta vez contesto la voz gruesa de un hombre. Al principio no supo como reaccionar. Luego pensó que podría tratarse del padre o de algún hermano. Asi que con tono de valentía pregunto por Sofia. El hombre con voz extraña y bastante molesta, le contesto que estaba equivocado y colgó.

Federico se quedo estupefacto, sin saber que decir. ¿Acaso todo había sido un engaño? ¿ella le había mentido? Pero si todo parecía tan perfecto. ¿Qué significaba esto? Por qué de repente habia una irrupción maldita, de un enorme sinsentido. ¿O era solo un ingenuo? Se sentó en una banca, descansó un momento. Su cabeza se torno cabizbaja y pensativa. Pensó que aquella no era cualquier mujer, era LA mujer. Suspiro. La vida debía proseguir. Se lamento por ser tan idiota y haber creído. Por un momento había sido débil y la ciudad se lo había cobrado. El gris del cielo entonces se hizo mas turbio, mas abrumador, mas demencial. Se levanto, miro su agenda y puso manos a la obra para hacer las últimos tramites que le tocaba hacer hoy.

Sofia miro por séptima vez su celular, ninguna llamada, ningún mensaje, nada. El teléfono se mantenía en su posición engañosa, silenciosa, estoica. No entendía por que no la llamaba. Le había dado su teléfono. Su día se iba lento y pesado en la oficina. La espera de la anhelada llamada hacia de cada minuto, una constante tortura. Suspiro con tristeza. Sentia que algo habia acabado de quebrarse, quizás la creencia en una ultima fantasía de amor. Una lágrima intento asomarse en su ojo izquierdo, pero no tuvo la suficiente fuerza. El paladín de los símbolos y la razón la había derrotado.

Se enfoco de nuevo en su trabajo, no habia tiempo para pensar en amores fugaces, era una estrella que extinguia en lo alto del cielo. El dia volvia a su normal transcurrir. Sofia escribió algunas cifras en un papel, sin saber que había sido precisamente un numero el que la habia traicionado. Un inquieto 6 se anoto donde debía ir un 5 y asi el numero equivocado a Federico abrigo en su red. Lo que vino  después pertenece a los designios del tiempo y del insomnio.

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Un anciano camina por la calle, su paso es lento, conciso. Ya no tiene afán. Ya el tiempo no le importa, para el solo es un muerto más, al que en algún momento él también se unirá. De repente la vida se le ha hecho un sueño disparejo, donde no sabe si duerme, vive o se agita. Su mente ya no alcanza, no verbaliza lo suficiente. Se mueve en el caos de la ciudad, que es lo único que permanece casi intocable con el trascurrir de los años. ¿Qué fue la vida al fin y al cabo sino un sucesivo caos de personas, sueños frustrados, viejas bromas y promesas vacías?, todo se esfuma, todo se va, nada queda.

Y entonces mientras camina ve al frente a una mujer, una anciana que se le acerca. Estuvieron a punto de colapsar, pero por alguna razón ambos logran parar a tiempo. Se observan detenidamente por un segundo. Y entonces como un rayo, como una fuerza centrifuga que se origina en algún lugar de la memoria, hubo una explosión, un breve parpadeo. Así aconteció cuando Federico en su lento caminar, reconoció una bufanda carmesí. Cuando se dio cuenta que un seis podía travestirse de cinco y que los recuerdos viven más allá del hombre, intangibles, en su devenir.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Fin del Mundo del Fin


(De: Julio Cortazár)



    Como los escribas continuarán, los pocos lectores que en el mundo había van a cambiar de oficio y se pondrán también de escribas. Cada vez más los países serán de escribas y de fábricas de papel y tinta, los escribas de día y las máquinas de noche para imprimir el trabajo de los escribas. Primero las bibliotecas desbordarán de las casas, entonces las municipalidades deciden (ya estamos en la cosa) sacrificar los terrenos de juegos infantiles para ampliar las bibliotecas. Después ceden los teatros, las maternidades, los mataderos, las cantinas, los hospitales. Los pobres aprovechan los libros como ladrillos, los pegan con cemento y hacen paredes de libros y viven en cabañas de libros. Entonces pasa que los libros rebasan las ciudades y entran en los campos, van aplastando los trigales y los campos de girasol, apenas si la dirección de vialidad consigue que las rutas queden despejadas entre dos altísimas paredes de libros. A veces una pared cede y hay espantosas catástrofes automovilísticas. Los escribas trabajan sin tregua porque la humanidad respeta las vocaciones, y los impresores llegan ya a orillas del mar. El presidente de la república habla por teléfono con los presidentes de las repúblicas, y propone inteligentemente precipitar al mar el sobrante de libros, lo cual se cumple al mismo tiempo en todas las costas del mundo. Así los escribas siberianos ven sus impresos precipitados al mar glacial, y los escribas indonesios etcétera. Esto permite a los escribas aumentar su producción, porque en la tierra vuelve a haber espacio para almacenar sus libros. No piensan que el mar tiene fondo, y que en el fondo del mar empiezan a amontonarse los impresos, primero en forma de pasta aglutinante, después en forma de pasta consolidante, y por fin como un piso resistente aunque viscoso que sube diariamente algunos metros y que terminar por llegar a la superficie. Entonces muchas aguas invaden muchas tierras, se produce una nueva distribución de continentes y océanos, y presidentes de diversas repúblicas son sustituidos por lagos y penínsulas, presidentes de otras repúblicas ven abrirse inmensos territorios a sus ambiciones etcétera. El agua marina, puesta con tanta violencia a expandirse, se evapora más que antes, o busca reposo mezclándose con los impresos para formar la pasta aglutinante, al punto que un día los capitanes de los barcos de las grandes rutas advierten que los barcos avanzan lentamente, de treinta nudos bajan a veinte, a quince, y los motores jadean y las hélices se deforman. Por fin todos los barcos se detienen en distintos puntos de los mares, atrapados por la pasta, y los escribas del mundo entero escriben millares de impresos explicando el fenómeno y llenos de una gran alegría. Los presidentes y los capitanes deciden convertir los barcos en islas y casinos, el público va a pie sobre los mares de cartón a las islas y casinos donde orquestas típicas y características amenizan el ambiente climatizado y se baila hasta avanzadas horas de la madrugada. Nuevos impresos se amontonan a orillas del mar, pero es imposible meterlos en la pasta, y así crecen murallas de impresos y nacen montañas a orillas de los antiguos mares. Los escribas comprenden que las fábricas de papel y tinta van a quebrar, y escriben con letra cada vez más menuda, aprovechando hasta los rincones más imperceptibles de cada papel. Cuando se termina la tinta escriben con lápiz etcétera; al terminarse el papel escriben en tablas y baldosas etcétera. Empieza a difundirse la costumbre de intercalar un texto en otro para aprovechar las entrelíneas, o se borra con hojas de afeitar las letras impresas para usar de nuevo el papel. Los escribas trabajan lentamente, pero su número es tan inmenso que los impresos separan ya por completo las tierras de los lechos de los antiguos mares. En la tierra vive precariamente la raza de los escribas, condenada a extinguirse, y en el mar están las islas y los casinos o sea los transatlánticos donde se han refugiado los presidentes de las repúblicas, y donde se celebran grandes fiestas y se cambian mensajes de isla a isla, de presidente a presidente, y de capitán a capitán.

Aedh Wishes for the Cloths of Heaven













Had I the heavens’ embroidered cloths,
Enwrought with golden and silver light,
The blue and the dim and the dark cloths
Of night and light and the half light,
I would spread the cloths under your feet:
But I, being poor, have only my dreams;
I have spread my dreams under your feet;
Tread softly because you tread on my dreams.

(W.B. Yeats)

sábado, 29 de septiembre de 2012

The Trial (Pink Floyd)



 Good morning, Worm your honor.
The crown will plainly show
The prisoner who now stands before you
Was caught red-handed showing feelings
Showing feelings of an almost human nature;
This will not do.
Call the schoolmaster!

I always said he'd come to no good
In the end your honor.
If they'd let me have my way I could
Have flayed him into shape.
But my hands were tied,
The bleeding hearts and artists
Let him get away with murder.
Let me hammer him today?

Crazy,
Toys in the attic I am crazy,
Truly gone fishing.
They must have taken my marbles away.
Crazy, toys in the attic he is crazy.

You little shit you're in it now,
I hope they throw away the key.
You should have talked to me more often
Than you did, but no! You had to go
Your own way, have you broken any
Homes up lately?
Just five minutes, Worm your honor,
Him and Me, alone.

Baaaaaaaaaabe!
Come to mother baby, let me hold you
In my arms.
M'lud I never wanted him to
Get in any trouble.
Why'd he ever have to leave me?
Worm, your honor, let me take him home.

Crazy,
Over the rainbow, I am crazy,
Bars in the window.
There must have been a door there in the wall
When I came in.
Crazy, over the rainbow, he is crazy.

The evidence before the court is
Incontrovertible, there's no need for
The jury to retire.
In all my years of judging
I have never heard before
Of someone more deserving
Of the full penalty of law.
The way you made them suffer,
Your exquisite wife and mother,
Fills me with the urge to defecate!

"Hey Judge! Shit on him!"

Since, my friend, you have revealed your
Deepest fear,
I sentence you to be exposed before
Your peers.
Tear down the wall!

jueves, 20 de septiembre de 2012

Exilio



Soy las cenizas que quedan
El ruiseñor que no vuela ya
El niño que se rebela
Loco\ anhelante\Sempiterno
Adepto del deseo insustancial
Nací en la ciudad de la Palma Araca
Bajo el auspicio de una estrella fugaz
Creí en la aurora, el delirio y el desvelo
Forje mil letras, cinco planetas y solo un poco
De poesía crepuscular.

Las montañas fueron verdes murallas
Me rodearon como matrona invernal
Sus hijos me persiguieron con furia
Me exiliaron
Por no llevar el verde, la sonrisa y la hilaridad.
Alegría que me pareció postiza, falsa y vacía
No la risa de verdad
Esa que se construye inmanentemente
Con sueños, magia, embriaguez y libertad.

Me adentre en el peligroso bosque que se abre al entrar a un libro
Pretendí explorar sus rutas, sus juegos, su rumbo zigzagueante
El azar
Me perdí, lo acepto.
No tenía oportunidad.
Quería vivir de la pagina 32 a la 187
Quería perseguir ese desvanecimiento del sujeto
Su fuga y su soledad
Donde fuego, tierra, agua y viento
Se convierten en multiplicidad

Y así, fue como luego
De haber probado el sabor de la hierba
De polvo de libro y del verde amor
Que nace en la montaña
Me repliego en la urbe gris
Donde los recuerdos se esfuman
Donde cada silencio suena
A olvidos, ruinas y dragones
A palabras sin decir.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Arte y Resistencia



Hace unos años ya, iba caminando por la carrera 80 en la ciudad de Medellín, cuando fui testigo de un acontecimiento muy particular. Imagínense una tarde soleada, hora-pico, de esas donde los vendedores de Bon-ice hacen su negocio y los hombres disfrutamos a las mujeres cada vez mas sueltas de prendas, agobiadas por el calor. Ellas llegan a despertar suspiros, deseos y algunos coloridos piropos de albañiles, taxistas, carpinteros y uno que otro adolescente con las hormonas en proceso de erupción. Como decía, caminaba por la carrera 80 y la calle 35, cercano al “rompoy de Don Quijote”[1], cuando vi a una mujer de cabello castaño mal cortado, una falda larga y una suerte de camisilla azul. No era en realidad muy bella, pero sus ojos me llamaron la atención inmediatamente. Eran de un color verde oscuro, parecido a los de una pitonisa o una diosa pagana antigua, de esas que bailaban en el claro de un bosque o de las que entonaban bajo las olas, una provocativa canción.
La mujer se paro en el centro del rompoy – lugar privilegiado donde se concentra toda la vista, toda la recepción-, miro hacia su frente un momento, con la mirada perdida. No parecía estudiar ningún detalle exterior en absoluto. Tal vez estaba intentando conectarse o establecer algún vínculo con alguna fuerza desconocida o poder interior. O tal vez simplemente no pensaba en nada y dejaba su mente en blanco, preparándose para lo que iba a suceder a continuación. De un momento a otro, ante la sorpresa de los transeúntes y conductores que pasaban por el lugar, la mujer empezó a efectuar un extraño y ridículo baile. Que aun hoy, luego de tantos años, no logro olvidar. Se movía como una especie de robot o autómata, haciendo siempre los mismos tres pasos. Movía primero su mano izquierda con determinado ritmo durante un rato extenso. Luego retrocedía levemente y agitaba sus dos brazos hacia adelante y hacia atrás. El tercer paso era un giro, que sorprendía cuando llegaba y que le daba a su baile un aire etéreo, irreal.  Las personas optaban por reírse del espectáculo o ignorar a la mujer que podía ser considerada demente, por pararse en un lugar tan llamativo a hacer aquel acto considerado estúpido, incoherente, fuera del sentido común. Solo uno o dos, (incluyéndome), nos quedábamos hipnotizados, mirándola, intentando descifrar el enigma, su baile, suerte de absolución.
Esa mujer, queridos amigos, era una artista; y es precisamente en este punto, donde quiero pararme hoy. Pienso que, el concepto de “revolución” es un significante que ya tiene amplia revisión y que ha sido abarcada en otros ensayos y poemas de la revista. Yo quería concentrarme en “resistencia”, al menos levemente y hacer una pequeña reflexión. La bailarina hace un acto de resistencia puro, que nace de su propia multiplicidad, de su interior. La resistencia es una parte fundamental del quehacer artístico. Es un elemento necesario e incuestionable de cualquier producción estética. Viene desde el primer hombre que pinto en las cavernas la muerte de su enemigo, pasando por las canciones juglarescas de amor prohibido, culminando tal vez en algún oscuro poema escrito con sangre y dolor. El poeta, el artista y el filósofo resisten, ¿resisten contra que? Contra el mundo, contra los poderes, contra las estructuras, contra el orden,  pero principalmente contra la majadería y el sentido común. Gilles Deleuze, un filosofo francés,  pensaba que el artista era una especie de medico, que diagnosticaba al mundo y de alguna forma le traía salud. Los poetas, hijos de Dionisio y Apolo, son visionarios pues son capaces de percibir la mascara y el artificio, su poesía debe dar cuenta de ese malestar o enfermedad que sacude nuestra realidad, y por tanto, traducirse en resistencia. Perder el miedo a la vergüenza, el rechazo o el castigo, desafiar formas de percepción. Pues retomando de nuevo a Deleuze, el artista crea perceptos -formas de percepción independientes del ser en si-, que sacuden, trastocan y mueven el sistema y la estructura cultural bajo la cual esta organizada nuestra forma de ver el mundo, de representarlo. Todos articulamos una visión.
Así, no pensamos “Resistencia”, como un fenómeno vinculado únicamente a la política o a la lucha de clases, sino  como una de las fuerzas primarias del impulso creativo de cualquier artista. La resistencia dio origen a una multiplicidad de vanguardias que desafiaron en algún momento el establechiment, los canones y la propia forma en que nos representamos, en que nos articulamos como sujetos mediante la cultura y la tradición. En un mundo plegado de distintos poderes, de morales anticuadas, de falsas certezas religiosas, instituciones caducas y sentimientos encontrados en la soledad constitutiva del nuevo mundo posmoderno, se hace cada vez más necesaria la labor del artista. El cual, además da cuenta del artificio bajo el cual estamos inmersos y se burla de manera desenfrenada de la seriedad y la absurda certeza con la que están construidas muchas de las estructuras de pensamiento de nuestro mundo. Que son frágiles, sostenidas solo por fuertes discursos hegemónicos. Pero siempre puede pasar que una pequeña brisa de viento sople y derrumbe la edificación, el templo, un discurso insostenible, regular. 
En este sentido, el artista o el poeta, puede apropiarse de elementos emotivos, como la risa –como pensaba Bajtin-, que le permitan sacudir los mismos cimientos de la mentira en la cual vivimos. Notable es, por ejemplo, el invento de la pata física, como ciencia de las soluciones imaginarias. Una interesante forma de demostrar las falencias de la metafísica y la ciencia, de cualquier intento de creer que podemos racionalizar una realidad que en definitiva nos desborda y que jamás podremos del todo capturar. Así, vuelvo a la bailarina solitaria, que sigue moviéndose aun bajo la lluvia y la incomodidad de los transeúntes. El arte no nació para ser comodidad, no nació para ser tranquilo, nació para movilizar, para agitar, para sacudir, para hacer gritar. Para hacer enfrentar nuestros miedos, para hacer recordar lo frágiles que somos y para llevar cualquier emoción o percepción a un nivel más alto, donde se haga impactante, fuerte, llamativo, sublime y real.
La danzarina es consciente de que su danza no puede imitar ya el mundo, lo que la mueve no es el deseo de la simple representación. Ella establece un dialogo con los que pasan, los interpela, les cuestiona su visión de lo aceptable y lo absurdo. Les hace sentir que en cierta medida todos estamos locos, nos invita a participar en su danza, en “resistir” al menos por un momento contra la lógica y el sentido común. Nos invita a perder el miedo a lo que nace de nuestros deseos y del orden imaginario, aquel que no es medido por el símbolo, el poder y nuestro superyó. Se para orgullosa en el centro de la glorieta, para mostrarse como una actriz del mundo, que escenifica un teatro no en un escenario artificial sino en el mismo mundo real, donde actuamos cotidianamente, donde caminamos, sin ton ni son. Su baile continúa y se multiplica, su delirio se trasmite en cada paso, en cada instante, en cada sensación. El espectador es activo, participa, no puede ignorar completamente lo que acontece. Su baile se torna así, un desafío, una resistencia, que sacude nuestro entorno, nuestra concepción.
La invitación desde luego entonces, es a iniciar nuestra propia danza, a resistir. No solo desde la labor artística sino desde cualquier posición o razón de vivir. El fuego de la resistencia arde en mayor o menor medida en cada uno, solo hay que dejarlo crecer. En verdad pienso, que nada puede en este mundo, contra el hombre o la mujer que baila bajo la lluvia, que mira desafiante el acontecer.



[1] Siempre me llamo mucho la atención, como se pueden juntar en una misma frase estas dos palabras: “rompoy” que hace una extraña conjunción e interpretación paisa de la palabra inglesa “round point” y Don Quijote la obra cumbre de la literatura en castellano.

domingo, 2 de septiembre de 2012

El lienzo fragmentado

I.

Pequeñas gotas, la escarcha, frías, heladas caían sobre mi, entumecido, poco abrigado y casi perdido me encontraba en aquel angosto lugar. Estaba recostado sobre ramas y suciedad, sobre la tierra, agresiva, pero no critica. Ella simplemente se remite a abrir sus brazos y a recibirme como a un hijo prodigo que regresa, uno que se da cuenta de que son los instintos, esta herencia materna el verdadero eje del movimiento de las agujas de un reloj. El motivo de la existencia. ¡Ja! Si verdaderamente se podía llamar “motivo”. El “Yo” ya no controlaba, muerto y decadente. He llegado a una etapa de mi mente y de mi mismo en la cual me sentía adentro de un circo, como cuando era pequeño, un estado de sorpresa y miles de posibilidades, colores y fantasía.

¿Qué como podía pensar aquello luego de lo que hice?, no lo se, pero quien me viera ahora detrás de los bambúes me vería con una enorme sonrisa, una tranquilidad interior, como si sacara un clavo mal ubicado, cogiera el cuadro y lo colgara en un lugar mejor.

Y allí estaba ella a mi lado con su mirada puesta al cielo, los ojos bien abiertos, sus brazos inmóviles y en su gesto facial aquella sonrisa irónica que siempre le gustaba colocar para mostrar su superioridad y su creencia en sus propios atributos y en su habilidad de manipular, de mover los hilos del títere que algún día fui. El problema consistió en cuando ese muñeco de trapo hallo las finas tijeras de oro y cortó los hilos furibundo.

Acostada, parecía burlarse de la luna y las estrellas, cualquiera que la viera aun podría quedar consternado por su belleza, las facciones de su cara permanecían intactas, su cuerpo conservaba aquella armoniosa figura, sus redondas caderas, sus tibios senos que aún permanecían calientes, sus suaves brazos y sus pequeñas orejas que siempre fueron para mi motivo de éxtasis, de anhelo, como representación de una creencia de mi propio ser. Su cuerpo a pesar de fusionarse con la tierra, tenia aun ese suave olor a margaritas frescas, aun no empezaba a descomponerse y a emitir el olor clásico de un cadáver en su estado de putrefacción. Decidí quedarme en aquel lugar hasta que eso pasara, seguir oliendo aquel aroma único una última vez. Intento guardar todo lo de ella en mi memoria.

¿Qué por que lo hacia? No lo se, quizá me sirviera después para revolcarme de mi propia realidad, recoger esas figuras y colocar otras, armar una maqueta distinta, siempre al final dependerá de mi y este recuerdo siempre seria importante para este agitado corazón y para la construcción de un nuevo mundo.  Pero, ¿debería empezar desde el principio no? Y que fue lo que me llevo a aquello, a este extraño reencuentro y desde luego a matarla. La mayoría de parejas se matan por celos, venganza o por alguna especie de locura, yo tuve otro motivo. Yo no estoy loco, les puedo afirmar con toda seguridad desde ya, que yo la mate por que la amaba, la amaba demasiado. ¡Si!, ¡Así es!, la he llevado a la salvación, la he rescatado, me siento como un salvador, como aquel caballero que llega y rescata a la princesa de las fauces de un dragón. No, les repito yo no estoy loco. Me recuerda la lectura que pude hacer alguna vez del “corazón delator” de Poe. Eran circunstancias diferentes, pero sin embargo, solo cuando lo vives, es cuando realmente la literatura adquiere un nuevo valor. Cuando esta deja su velo de ficción y se asienta en la realidad de una forma descojonante. Es allí cuando la entiendes y la hallas en su esencia pura, como una representación y un espejo vil del hombre.

La amaba con todo mí ser, quería construirle castillos, montar en barcos sobre las nubes y alcanzarle una estrella fugaz. Quise darle todo, pero todo cambio cuando me di cuenta de la verdad, cuando logre visualizar lo que hay detrás del telón. Pero de nuevo me adelanto, un mal vicio mío, de no aguantar y querer llegar al clímax de la película, al momento sublime en que el director levanta su batuta y el público, los oyentes aplauden con pequeñas lágrimas en sus ojos. Estoy algo incomodo, me remitiré a mover el trasero de este lugar y me asentare en ese pequeño morro de tierra. Además desde allí puedo observarla mejor y podré contar con tranquilidad y elocuencia aquella historia que ahora me dispongo a trasmitiros.

Fue una tarde, un día soleado de fuerte verano como los que hacen en mi ciudad, no fue nada romántico como muchos creerán, no fue el: “¡la vi mientras caminaba por la calle y me enamore!”. No, nada de esa rebuscada mentira, creencia, de que el amor se hace a primera vista, ¿no tiene que actuar arduamente el minero para poder abrir la roca y hallar oro?, así fue para mi. La primera vez que la vi ella estaba acostada en una banca de la universidad, todas estaban llenas y tenia urgencia de comer. Ella no me pareció nada del otro mundo, su corto cabello negro y su bonita cara no me impresiono en absoluto. Al contrario de mis compañeros no me dejaba impresionar fácilmente por la belleza femenina, aun que claro, había figuras que podían dejarme eclipsado por segundos y creer que todo es parte de un sueño. Este no fue el caso. Ella estaba allí acostada como si nada y no se por que esa actitud, esa pose me choco de sobremanera. La desperté con mi dedo con un toque fuerte en el hombro

- Disculpe, quiero comer, ¿podría moverse?
- No- fue su lacónica respuesta
- Emm… En serio tengo afán y mucho hambre y tengo clase a…
- Su vida no me interesa- me interrumpió bruscamente- valla busque otra banca en la universidad abundan muchas
- ¡Pero esta es mi banca!, yo siempre desde que entre me he hecho aquí, además usted ocupa toda la banca, ¡y fue hecha para dos o tres!
- Eh amargado, déjate de complicaciones, pareces un niño, mira ¡allá ahí una banca libre! Y seguro que tu quieres darle una mirada al trasero de las de arquitectura, dicen que son las mas “chimbas” de la universidad- dijo en tono de burla

Su familiaridad y su irrespeto me estaban empezando a cansar, ¡apenas me acababa de conocer y ya me estaba tuteando! Era increíble la confianza que se podían dar algunas personas, pero era una mujer y bueno, no solía ser brusco con las mujeres. Igual, me di cuenta que la discusión no llegaría a ningún fin. Así que simplemente me remití a decir:

- Es increíble el egoísmo de algunas personas…una lastima, pero bueno…- dije y me dispuse a retirarme, lo que menos quería era una pelea ahora
- ¿Es egoísta quien busca su propio bien por encima de los demás?- me respondió ella repentinamente
- Si en parte lo es…- dije aperezado y con ganas de retirarme pronto del lugar y dejar a esa desconocida
- Entonces debe ser muy aburrida y difícil tu vida amigo…te compadezco...
- ¡Ah! ¡a la mierda tu!- dije retirándome indignado, atrás solo pude escuchar su risa de burla, no quería volver a encontrarme nunca mas con ella, hasta su rostro se me había hecho desagradable.

Continuara...

jueves, 23 de agosto de 2012

Entrevista a Richard Sennet



Su padre era anarquista y su madre, comunista. ¿Cómo impactó esto en su relación con las ideologías?

Es complicado. Para mí, que he sido siempre una clase de socialista demócrata, esto nunca fue un tema. Pero dada la experiencia de mi madre en el partido comunista, también he sido muy anticomunista. Es una posición común de la izquierda. No creo que haya nada muy original en mi posición. Lo único que difiere de la situación de los europeos y los latinoamericanos que se paran en el mismo lugar, es que la experiencia del macartismo en los Estados Unidos en los años 50 hizo que el anticomunismo fuera una posición muy corrupta. Si lo puedo expresar de esa manera. Ser anticomunista también podía ser parte de este movimiento que perseguía tanto comunistas como no-comunistas. O sea, cualquiera de la izquierda. Entonces, por ejemplo, cuando yo estaba en la escuela, el FBI tenía agentes posicionados en el lugar de recreo para observar con quién jugaba. Y después iban con los padres de esos chicos para intentar averiguar cosas sobre mi madre. Esto hizo que las cosas fueran muy complicadas para ella. Pero por mi lado, me identificaba con algo llamado el Port Huron Statement (La declaración del puerto Hurón) que fue una especie de manifiesto democrático socialista que se emitió en 1962 en los Estados Unidos. Fue el comienzo de la nueva izquierda. Me he mantenido en esa posición. ¿Eso responde a su pregunta?

Sí, pero entonces las artes, la música y la literatura, que tienen una influencia central en su método sociológico, ¿reemplazan el lugar de la ideología política?

No, para nada. ¿Por qué tendrían que hacerlo?

Porque a veces parece que sus libros no están atravesados por una ideología.

¿Sí?

Sí, y puede parecer que ese lugar, el de la política en el método sociológico, es ocupado por experiencias y posiciones que provienen del mundo de las artes, la música...

Bueno, yo diría que lo que me ha interesado en todo lo que he escrito es el énfasis en la relación entre la cultura y la sociedad. Y la mayoría de lo que se escribe en este dominio ve a lo social como una especie de fundación para lo cultural. Ven a la cultura como una especie de representación de lo social. Para mí esto es un error. Creo que la cultura trabaja sobre condiciones sociales. Funciona al mirar los poderes expresivos que tienen las personas, su autoconocimiento, el conocimiento que tiene cada uno de los otros. Ese es el tema que realmente he estado intentando explorar: es la interacción entre lo cultural y lo social, en vez de mirar representaciones de lo económico y lo social en el dominio cultural.

Hablando personalmente –ya que mi propia formación es como músico; había estado en la universidad apenas un rato cuando me convertí en sociólogo– lo que sé sobre cosas como la cooperación, la personalidad, la esfera pública, la poiesis –creación de las cosas– la experiencia directa que tengo de estas cosas es como artista. Pero lo que he intentado hacer es ver dónde las dos áreas se cruzan. Dónde los poderes expresivos de las personas se cruzan con condiciones sociales que van más allá de ellas, y de condiciones económicas que van más allá de su propio hacer.

Si fuera músico y no sociólogo, ¿sería más feliz?

¡Sí! (pausa, y carcajadas).

Hablando de carreras alternativas suyas, en los ochenta escribió tres novelas. ¿Por qué?

Es una pregunta complicada. Sentí, después de haber escrito el libro El declive del hombre público , que ya no tenía nada más para decir. Y que estaba comenzando a escribir pobremente. No escribí ficción porque me quería convertir en un novelista, en un sentido profesional, sino porque quería rejuvenecer mi escritura. Fue muy doloroso para mí, no soy un novelista natural. Una de las novelas, Palais-Royal , es una buena novela. Las otras dos no lo son. Son malas. Fue una transición. Fue como volver al taller para recuperar un poder de escritura. Y además, estaba tan deprimido por las condiciones de la sociología académica en los 70, me sentía tan estéril y poco imaginativo que pensé: “tengo que parar de hacer esto”. Pero se debió, principalmente, al hecho de que... Miren, yo he vivido mucho tiempo y pasa en la vida de cualquier intelectual que sientes que has llegado al fin de la línea con algo. Sientes que ya has dado todo. Así me sentía después de escribir El declive del hombre público . Ahora lo puedo leer y creo que es un buen libro, pero en su momento me había fulminado.

Y cómo se siente ahora, en ese sentido. ¿Se siente vital con su escritura?

Ahora estoy haciendo una trilogía de libros sobre el homo faber , integrada por El artesano y Together (aún no traducido al castellano). Estoy profundamente metido en el tercero, El narrador , en este momento. Pero realmente siento que seguiré escribiendo, siempre mientras mi mente siga activa.

Ha dicho que quiere escribir sociología, pero como literatura...

El tipo de escritura que hago es, en términos anglosajones, la recuperación de una vieja forma, que es el ensayo. Para ustedes, en el mundo hispanohablante, esto nunca se murió. Es algo que hacen los poetas, los novelistas –o, por ejemplo, mi gran amigo Italo Calvino, él siempre escribía ensayos. En el mundo anglosajón el formato del ensayo realmente se ubicaba dentro de la literatura previa a la Primera Guerra Mundial. Y después se convirtió, por un lado, en periodismo, que no era muy complejo; y por el otro lado, en lo académico. Entonces para mí esto es un proyecto para hacer que la crítica social sea una forma de literatura.

Sabemos que conoció a Borges. ¿Nos puede contar algo sobre ese encuentro?

En los años 70 yo era el director del Instituto de Nueva York para las Humanidades. Ese era mi trabajo universitario. Tenía un enfoque muy internacional en un momento en el cual la cultura de Nueva York se miraba demasiado a sí misma. Invitábamos a todos los escritores de afuera que podíamos. Y, por supuesto, lo invitamos a él. Vino con su esposa, María Kodama. ¿Ella vive aún?

¡Sí! ¡Está muy viva! Defiende el legado de Borges tenazmente.

Me imagino. Es lo que llamaríamos un tigre. Sí, es un tigre. Bueno, él vino a Nueva York. Tengo que confesar que, antes de conocerlo, yo no respondía particularmente bien a la escritura que hacía porque había sido puesto en la categoría del posmodernismo, en la que yo no confiaba demasiado. Pero cuando lo oí hablar me resultó muy conmovedor. Tampoco me resultaba mucho su postura política, que me parecía difícil de leer. Pero, repito, cuando lo oí hablar me conmovió mucho.

Les cuento una anécdota graciosa sobre esto: él vino a cenar a mi casa. Yo tengo una gran pasión por cocinar, y, por supuesto, me preguntaba: “¿Qué se le sirve de cenar a un hombre ciego?” Terminaron viniendo como treinta personas esa noche. Es mucho trabajo cocinar para tanta gente y yo hago todo. Mi esposa es incapaz de cocinar nada… ¿Usted puede cocinar para 30 personas?

Fácilmente. Me encanta hacerlo. Entonces, vino Borges. Y fue asombroso. Debe de haber sido por la ceguera, ya que reconocía por el olfato todas las comidas antes de probarlas. Fue la noche más satisfactoria que he tenido jamás sirviéndole a alguien de comer. La comida era servida en porciones muy pequeñas, y él estaba muy agradecido por eso. Le preparé comida del sur estadounidense, que es una cocina muy fragante… Fue una noche maravillosa.

He cocinado mucho porque cuando perdí el uso de mi brazo la única actividad física que podía hacer era agarrar una olla y un cuchillo. No mucho más que eso... Cocinar se convirtió en algo físico que pude hacer todos los días. Así que aprendí a cocinar. Cuando después me casé con Saskia (Sassen) ahí sí tuve que cocinar.

Ya que estamos hablando de temas “argentinos”, ¿queríamos conocer su opinión sobre el psicoanálisis?
¡La gran obsesión de todos los argentinos!

¿Cuáles son los autores y que es lo que más le interesa del psicoanálisis?

Tengo interés en Freud como teórico y especialmente como teórico cultural. Yo lo leo como leo a Thomas Mann. De la ciencia sobre la que escribe no sé nada. Pero tengo dudas sobre todo tipo de terapia. La mejor terapia es el placer. Realmente no sé nada sobre esto en términos de una ciencia aplicada. Diría que lo interesante para mí, acá en Gran Bretaña –donde paso la mayor parte de mi tiempo– es que así es como ellos lo leen. No como un padre, sino como un escritor. Un escritor que pertenece a un momento muy particular.

Tal vez sepan que estudié con Hannah Arendt. Ella odiaba el psicoanálisis. Tenía un odio visceral por la medicalización de la subjetividad. Yo no tengo ese mismo odio visceral. Creo que ella también sintió que Freud tendría que haber hecho más para combatir a los nazis. En mi crianza lo que me enseñaban era que esto era una práctica muy, muy mala (el psicoanálisis). Pero yo no he encontrado que sea así. Encuentro que Lacan es muy decepcionante como escritor. Para mí es menos interesante que Freud. Porque Freud muestra más de sus contradicciones y sus heridas. ¡Pero si imprimen eso todos los lacanianos me van a perseguir!

Y usted fue amigo de Foucault. ¿El tuvo influencia sobre usted?

Claro, claro, por supuesto.

¿En qué medida?

No soy foucaultiano, pero… Yo creo que él fue, más que nada, un escritor. Ensayos como Locura y civilización o Vigilar y castigar , son ejemplos poderosos de escritura. Pienso que su método histórico fue algo extremadamente productivo. Encontró maneras de conjugar teoría con experiencia histórica de un modo absolutamente fantástico. En particular, en los últimos tres libros que escribió, hacia el final de su vida. Esos libros son asombrosos. Como ejemplos sobre cómo escribir historia filosófica son extraordinarios.
Lo que nunca compartí fue la relación que él tenía con el poder fundamental, la capilaridad del poder. A veces me parecía paranoico. Pero fue una amistad donde había suficiente espacio como para que el hecho de que tuviéramos temperamentos muy distintos nunca impidió que fuéramos amigos. Entonces, por supuesto, fue una presencia muy importante en mi vida.

¿En qué etapa del capitalismo considera que estamos actualmente?

Bueno, usted sabrá donde estamos. En Europa estamos en el colapso del capitalismo neoliberal. No sé cómo es en Argentina, pero creo que lo que pasa en Europa y los Estados Unidos es que se ve un colapso del orden neoliberal junto con una falta de voluntad para hacer algo diferente. En la izquierda cuando la gente piensa sobre qué hacer, piensa en restaurar el statu quo . Eso es sobre lo cual Clinton y Obama se la pasan pensando. Cómo restaurar el orden viejo para que funcione mejor y para que sea más humano y todo eso. En vez de repensar las cosas básicas, por ejemplo, la relación entre las finanzas y el empleo. Lo cual sería una proposición mucho más radical.

¿Cómo imagina lo que viene, el futuro?

No sé por cuánto más tiempo durará esto, este período de decadencia; pero lo que me preocupa particularmente es que la izquierda no está siendo lo suficientemente radical en su crítica sobre lo que está mal. O la alternativa es que ves personas sacando críticas marxistas agotadas que Marx mismo hubiera odiado. ¿Se entiende lo que digo? Criticas bien mecánicas. Hay parálisis en los dos lados. El sistema está paralizado y sus críticos están paralizados.

El mundo está en crisis permanente. Europa, los Estados Unidos, girando otra vez hacia la derecha...
Sí, por supuesto. Eso es una de las cosas que la gente hace cuando tiene una situación estática. La gente se imagina que tiene que volver a lo que conoce. Algo en lo cual pueda confiar. ¿Saben que el capitalismo no es un proceso lineal? Es un proceso cíclico. Entonces la pregunta que yo tengo sobre todo esto es: ¿Qué pasará en un país como Brasil cuando ese ciclo inevitable comience su declive? Ya está comenzando en China e India. La idea de que el neoliberalismo, las economías del mercado, son formas de vida sostenibles es una fantasía. Es simplemente una fantasía. Cuando la gente se encuentra en el lado de ascenso de la curva se imagina que nunca terminará. Recuerdo a economistas americanos contándome que habíamos abolido el ciclo de negocios. Y la gente creía eso: que se podía tener crecimiento sin fin. Que no había un lado de declive. Entonces se quedaron mal preparados.

Estoy interesado en ver lo que pasa en el país de ustedes. Lo que yo sé de la Argentina viene de mi esposa que se crió allí. Lo que la ha atormentado toda su vida es la dictadura militar y sus consecuencias. Y la mayoría de los argentinos que conozco son cincuentones o sesentones, para quienes esa fue la experiencia vivida de su país. Lo que conozco de ustedes son las vivencias del exilio y toda su problemática. Debe seguir siendo un tema muy vivo para ustedes, ¿no es cierto?

Sí, es un tema que está muy presente en la agenda política y pública.

Eso es bueno. Eso es muy bueno. Es un tema muy ambiguo, cómo resolver eso. En Africa del Sur, por supuesto, tuvieron que intentar otro camino, con la Comisión de la Verdad y Reconciliación, en vez de meter a personas en juicios políticos. No puedes conseguir resolución, o un cierre emocional. O sea, la generación se tiene que morir para que haya resolución. Ninguna madre de alguien que ha sido torturado y después tirado al mar va tener un cierre emocional.

No sé si saben esto. Ahora estamos teniendo un momento muy interesante en Alemania. Porque, yo diría, que durante los veinte años subsiguientes al fin de la Segunda Guerra Mundial, los alemanes se enfrentaban al pasado con silencio. Después hubo una especie de rebelión generacional con la aparición del mayo francés. Hubo una especie de discurso sobre el nazismo que era algo así como echarles la culpa a los padres. Eso ahora se ha desvanecido. Lo que me llama la atención sobre los hijos adolescentes de mis amigos hoy es que están intentando recuperar el sentido de esto que en alemán se llama el Sonderweg . ¿Saben lo que es eso? El Sonderweg se refiere a las razones excepcionales que hizo asesinos a los alemanes. Pero ha llevado tres generaciones reconocer lo que pasó cultural y generacionalmente. Tal vez en tres generaciones eso les pasará a ustedes también. No sé. Pero es muy interesante. Y por supuesto, mientras más lejos, estas cosas se vuelven menos personales. Se convierten en relatos nomás, y no en temas personales. Tal vez llegarán a eso. Estoy muy interesado en hablar con ustedes sobre estos temas.

¿El pragmatismo es una forma de luchar contra el capitalismo?

En su origen, en los Estados Unidos, lo fue. Y eso estaba asociado con John Dewey, el filósofo que juntó anticapitalismo y prácticas socialistas; prácticas locales democráticas sociales para armar una filosofía que estaba preocupada por el proceso, por el hacer en lugar de por el ser; con sistemas abiertos de los cuales no sabes qué va salir; y sobre todo, por la igualdad de las personas que están comprometidas en entenderse entre ellas. Para Dewey, quien también fue amenazado por McCarthy, los dos –anticapitalismo y prácticas socialistas– estaban absolutamente unidos.

¿Cuál ha sido su rol dentro del pragmatismo?
El pragmatismo comenzó como un movimiento lingüístico con Charles Sanders Peirce, el filósofo, y William James como psicólogo. Dewey lo tomó y le dio un carácter mucho más social. Y después, básicamente, se muere como escuela filosófica. Hasta que en los 90, en los Estados Unidos es revivido por Richard Rorty como una especie de cuestionamiento sobre la idea de las verdades científicas. Y es revivido aquí en Europa por Hans Joas, por mí mismo y por gente en Dinamarca. Es una especie de retorno a las preocupaciones sociales de Dewey; hacia el aprendizaje recíproco entre las personas, a la cooperación. Ahora tenemos un grupo aquí de personas que son ingenieros, por ejemplo, que se están convirtiendo en pragmatistas, porque les interesan los sistemas abiertos. Ya no es solamente un fenómeno estadounidense.
Y lo que Hans Joas y yo hemos intentado hacer es realmente reorientar el pragmatismo hacia lo que requieren las condiciones sociales y culturales para el trabajo creativo de todos los días. Eso es en lo que se enfoca el pragmatismo. No se trata de ser práctico; es sobre la práctica.

¿Cuáles son sus sugerencias prácticas para la educación de un joven en este mundo?

Me preguntan eso todo el tiempo.

Es una pregunta interesada. Tengo un hijo de tres años. ¿Cómo cree que debería educarlo?

Hágalo carpintero. Un carpintero filosófico. En realidad este tema tiene dos lados. Por un lado está el tema: ¿Qué hace una persona joven en este momento? Y el segundo es: ¿Por qué debería ser un problema para la gente joven hoy? El sistema, de una manera bien neoliberal, ha hecho que la escasez del buen trabajo sea un problema individual.

Para contestar la pregunta les cuento algo que ha estado pasando con mis alumnos. Y son tres cosas. Lo más drástico, porque tenemos en Gran Bretaña una situación terrible para la gente joven recibida de la universidad. La solución más drástica es la emigración. Eso es algo muy especial para ellos porque Asia del sudeste y el Oriente Medio están contratando a graduados jóvenes que tienen competencia en inglés. Pero la emigración es un cambio de vida drástico. Tengo otros alumnos que están empezando a ver cómo hacer para tener una vida de día y otra de noche. Están en trabajos temporarios durante el día, trabajo para sobrevivir, y después, de noche, hacen las cosas que realmente quieren hacer. Esto ha significado reducir, muy conscientemente, tanto sus niveles de vida como lo que ellos entienden como una carrera. Lo mismo está pasando en Japón, donde este tipo de vida doble está instalándose. La tercera cosa que he aconsejado a mis alumnos acá hacer es perder sus miedos al fracaso. De armar empresas por más que fracasen. Actividades que no tienen un valor económico. Si fracasan, ¿qué más da? Es mejor hacer eso que nada.

¿Cómo llegamos hasta acá?

La respuesta estructural está en lo siguiente: economías modernas, particularmente con la aparición de las computadoras, generan menos trabajo para los trabajadores existentes. Es un hecho de la vida. Y la única forma de enfrentarse con esto es compartir el trabajo. Tomar un trabajo y dividirlo en dos o hasta en tres partes. Después, el Estado tendra que darle suplementos a los sueldos de los trabajadores por el tiempo que no estén empleados. En otras palabras, hay que sacarse la idea de que un trabajo a tiempo completo es para una sola persona. Tenemos la tecnología para hacerlo.

Me preguntaron al principio sobre la cultura. Acá es donde entra la cultura en este tema. Esta nueva realidad significa que la vieja idea de un Bildung –es decir, que eras formado para hacer algo y que te pasabas toda tu vida dedicado a esa cosa– tiene que cambiar. Por estas razones económicas, tienes que pensar en ti mismo como en una persona a tiempo parcial. Esto es un desafío y requiere mucha voluntad. Por el lado gubernamental esto tiene que significar el fin del neoliberalismo. Porque sólo puedes enfrentarte con los problemas estructurales de demasiadas personas con insuficientes trabajos con un Estado muy activo e intrusivo que organiza el trabajo. Esto no es fantasía. Los holandeses han experimentado ya con esto y también los alemanes y los noruegos. Pero esos son regímenes de capitalismo social en vez de neoliberales. La gente necesita trabajar por un tema de autoestima, más allá del dinero. Vivir de la caridad no es una vida. Entonces tienes, nuevamente por razones culturales, que satisfacer esa necesidad. Pero no la vamos a satisfacer mientras no reconozcamos que necesitamos una reorganización política y social masiva para poder distribuir trabajo. No hay otra forma de hacerlo. Es un tipo de Estado completamente diferente.

Trabajando con máquinas en ámbitos virtuales, ¿estamos perdiendo la capacidad de reflexión?

Bueno, no es culpa de la máquina. Es un cuento familiar en la historia del homo faber que cuando consigues una herramienta nueva el primer impulso es decir que la herramienta te reemplazará; dejas que la máquina lo haga todo. Esto no es sólo para las computadoras. Vale también para las máquinas industriales, y antes de eso, pasaba con las herramientas científicas en el principio del Renacimiento. El tema es cómo ser más inteligentes en el modo en que usamos estas máquinas. Allí tengo que decir que el capitalismo realmente ha mostrado su rostro más horrible. Porque tenemos lo que son casi monopolios instantáneos en el mundo de la alta tecnología: Google, Microsoft y otros. Además, son tecnologías cerradas. Es decir, es muy difícil reprogramar cualquier programa se trate de de Microsoft o de reprogramar Google.

¿Sus últimos libros definen y amplían este tema?

Es nuestro problema, y no el de la máquina, repensar cómo podemos usar las máquinas como prótesis, como herramientas, como ayudas en vez de simplemente usarlas para que hagan para nosotros lo que nosotros no queremos hacer... ¿Cómo podemos ver esta tecnología como una amenaza? La amenaza está dentro de nosotros mismos.

Fuente: Revista Ñ

viernes, 17 de agosto de 2012

El Albatros

(Charles Baudelaire)



Por distraerse, a veces, suelen los marineros
Dar caza a los albatros, grandes aves del mar,
Que siguen, indolentes compañeros de viaje,
Al navío surcando los amargos abismos.

Apenas los arrojan sobre las tablas húmedas,
Estos reyes celestes, torpes y avergonzados,
Dejan penosamente arrastrando las alas,
Sus grandes alas blancas semejantes a remos.

Este alado viajero, ¡qué inútil y qué débil!
Él, otrora tan bello, ¡qué feo y qué grotesco!
¡Éste quema su pico, sádico, con la pipa,
Aquél, mima cojeando al planeador inválido!

El Poeta es igual a este señor del nublo,
Que habita la tormenta y ríe del ballestero.
Exiliado en la tierra, sufriendo el griterío,
Sus alas de gigante le impiden caminar.

jueves, 16 de agosto de 2012

Time Flies (Porcupinee Tree)




TIME FLIES


I was born in '67
The year of Sgt. Pepper
And Are You Experienced?

Into a suburb of heaven
Yeah, it should've been forever
It all seems to make so much sense

But after a while
You realize time flies
And the best thing that you can do
Is take whatever comes to you
'Cause time flies

She said luck is all you make it
You just reach out and take it
Now let's dance a while

She said nothing ever happens
If you don't make it happen
And if you can't laugh then smile

But after a while
You realize time flies
And the best thing that you can do
Is take whatever comes to you
'Cause time flies

And laughing under summer showers
Is still the way I see you now

How does time break down
With no marker, things slow down.
A conference of the strange
And your family is deranged

I could tell you what I'm thinking
While we sit here drinking
But I'm not sure where to start

You see there's something wrong here
I'm sorry if I'm not clear,
Can you stop smoking your cigar?

But after a while
You realize time flies
And the best thing that you can do
Is take whatever comes to you
'Cause time flies

And the coat your wore to Alton Towers
It's still the way I see you now

jueves, 9 de agosto de 2012

Caminantes

IV.
Caminantes



Somos dos pequeños caminantes, transeúntes incorpóreos, que se encuentran bajo la cúpula desafiante, de luminarias esferas. Desafiamos al tiempo, al espacio y a la historia, rebeldes de una época, contra un dictamen nihilista, al que ya todos se han abandonado, ¡pobres mortales simplistas!.  Ante el homicidio de Eros,  las palmas alzan, solos, subterfugiamente el hada y el mago pasan.

Glorificamos la vida, devenimos amantes, superamos las sombras, con magia delirante. Magia cultivada a través de estos meses, poder que se vuelve denso, acumulado y absoluto, en tu cuerpo esbelto. Explota en miles de tonalidades y matices, cuando tus carmesíes labios beso, impregno y dejo huella de mis sueños con raíces, raíces de abetos.

Raices de un hogar, de una pequeña casa rosada con un gato, un niño y una hamaca grisasea, en la que se abalance nuestro cosmos, nuestro universo, como si fuera un niño juguetón y escueto, de ralea inocente, única, abismal. Entonces cantaras conmigo, no puedes hacer ya más, ¡oh hada mía! Por favor, toca tu flauta, como aquella niña de bolívar, de ojitos estrellados quizás…

si...solo un segundo detenerme anhelo, en tu tierna melodía, suerte de inmortalidad edénica, en estético duelo. No seria suficiente solo un segundo para captar toda esa belleza celeste, arcana, feérica, vetusta, helénica, demencial, ni siquiera mil horas para un relato de tus ojos formar. Pero, solo un segundo, con una velocidad de luz constante, para poder sumergirme en tu bello rostro, tu faz oceánica, princesa angelical.

Dame entonces, ¡oh amada mía!, tu pequeña y juguetona mano, pues caminar debemos, por esta vía sombría. ¿Qué te parece el sendero? Espero tus pies no se cansen, quizás hallen dolorosas espinas, quizás tus suelas se desgasten. La alborada es lenta y quejumbrosa, como el vomito de un dios malherido, no desea vernos, aquel supremo vengativo.

Mira a tu alrededor, aquellos alados animales, que parecen cantar, la gloria de nuestros sensuales rituales.  Azulejos, canarios, petirrojos, golondrinas, cacatúas, guacamayas, cardenales, colibrís, búhos, águilas, pericos, gorriones, tucanes, patos, faisanes, estorninos, alondras, zorzales veremos volar y ante ti, mi emperatriz, veremos cantar. Una sinfonía arbórea, con sabor a café, que inmortalice nuestro amor, que alimente nuestra fe.

Recuerda, ¡oh pequeña mia!, en la noche cuando mires la cúpula celeste, parecerá como si las estrellas se derritieran, mientras caen aberrantes. Pero su movimiento obedecerá, a un lúgubre agenciamiento, frustración de agenciamiento universal… lagrimas de Eros, lagrimas de Thanatos, se aspiran lentamente, como amargos opiatos. El cielo llora, el cielo llorara y con polvo de estrellas su firma, su marca estampara.

¡Cuidado debes tener! Con los barrancos en el camino, una caída segura, en el doloroso espino. Cuatro son sin duda, los abismos más profundos, donde podremos caer y hallarnos moribundos. Es la muerte que amenaza con su guadaña a los amantes y se ríe del amor, a quien cree vencer, con su amargo ardor. Cuatro son los abismos y a ellos nombrare, que su nombre maldito, no los deje ver: Monotonía, Celos, Mentira, Desilusión, ¡Ay de mi! Dame mi absolución.

Tu sonrisa es la indulgencia firmada por el gatuno pontífice, representante de Freyja, de leyendas de amor artífice. Freyja sonríe, Freyja se mofa, aliada con Cupido y Pan, de nosotros goza. ¡Ay princesa mía! Que triste es el tormento de los amados. Pero créeme cuando digo, que la burla no es fortuita, hagamos pues, que valga la pena maldita. Abrázame como el último día, como el fin de una era, que esta sea nuestra resistencia, esta dulce y suave primavera.

No conozco el final de este sendero, tal vez no exista, tal vez sigamos deviniendo, de forma infinita. Los amantes devendrán sueños, devendrán auroras, devendrán crepúsculos, devendrán luces cantoras. No obstante se, que allí, en un oscuro lugar, la sierpe de fuego se prepara, nuestro dulce amor, a su vientre dispara. Desea comer, desea absorberlo, la pequeña esfera, de nuestro sentimiento eterno. Prepara tus armas, para combatir al dragón, solo la afilada espada onírica, bajada del reino de Hypnos que hemos forjado con cada pensamiento, con cada ocasión, puede en un ataque, vencer la draconica negación.

La recompensa, el tesoro, el supremo don, estará al final, luego de que la historia, con sangre y fuego halla sido escrita ya. Sera el legado de una leyenda, de aquella historia que un día en una oficina de universidad empezó, como un pequeño desencuentro entre dos jóvenes, transformado a posteriori en una caudalosa pasión. Entonces pediré un beso, solo uno pido…y el mago, esclavo de tus corneas sibilas, feliz y tonto a la vez será, pues ama a su hada, como nadie más.  ¡Dame un beso!, yo a ti te lo pido, que sea el símbolo, el contrato y el fuego de nuestro amor vivido.

Que la canción se cumpla, que el beso selle el fin, que tus labios inscriban, lo que hay al partir. Besame, besame, ¡Besame! Una vez más, una por ti, otra por mi, otra por Fede el pequeño, otra porque si. Que el penúltimo beso deleuziano llegue a mil o que simplemente sea la burla de freyja, de los dos caminantes, que caminan lentamente, hasta el fin.