Despedida de la Maga

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Sobre "Devenires Prosaicos":

Devenires Prosaicos es un espacio por y para la literatura. Un espacio en el que planeo compartir reflexiones, fragmentos, poemas y cuentos. Deseo entonces dejar aquí escritas algunas pequeñas huellas, mis propios trayectos, mis propios devenires ¡Sed bienvenidos a devenires prosaicos!


domingo, 17 de noviembre de 2019

Arroz con camarones




Me he sentado en la mesa de cristal. Mi mano derecha sujeta un tenedor que intenta capturar el filo de una llama. El crustáceo se agita nervioso. Sabe que ha terminado el baile y que todo el océano puede caber en un vaso plateado. La brisa deposita una hoja de palma en la punta de mis pies. Es una advertencia. El tenedor se clava en la carne del crustáceo, sus puntas traspasan sus órganos invisibles.  Y un lamento, que es más un silencio, irrumpe en forma de salsa de coco. El camarón es llevado a la boca y las cavernas del tiempo difunden sus ecos oscuros. Hay un sabor antiguo, el de un templo profanado, que se implanta en la lengua.

La cicuta es un pastel de manzana cuando se piensa en el invertebrado que cruza la garganta. Allí, con once años, me sentí ligeramente abandonado. Adentro, en mi esófago un sol agonizaba entre lánguidas protestas. Y por un instante no era el crustáceo quién se sacudía bajo los pliegues de mi traquea, sino yo quien habitaba en su cuerpo de sal y agua. Era mi propio infierno personal, no más grande que una canica de plata o una perla de la realeza. El veneno estaba adentro y adquiría el color de una sirena varada en la playa, vieja y decrepita.

Vomité. Vomité el excremento de ballenas, vomité lo inconmensurable, vomité para vivir un día más, vomité jazmines y camelias.

Vomité el pequeño camarón. Ya no se sacudía. Lo sabía todo de mí. Pero ahora sus bigotes alimentarían la tierra.