Despedida de la Maga

Despedida de la Maga

Sobre "Devenires Prosaicos":

Devenires Prosaicos es un espacio por y para la literatura. Un espacio en el que planeo compartir reflexiones, fragmentos, poemas y cuentos. Deseo entonces dejar aquí escritas algunas pequeñas huellas, mis propios trayectos, mis propios devenires ¡Sed bienvenidos a devenires prosaicos!


jueves, 9 de agosto de 2012

Caminantes

IV.
Caminantes



Somos dos pequeños caminantes, transeúntes incorpóreos, que se encuentran bajo la cúpula desafiante, de luminarias esferas. Desafiamos al tiempo, al espacio y a la historia, rebeldes de una época, contra un dictamen nihilista, al que ya todos se han abandonado, ¡pobres mortales simplistas!.  Ante el homicidio de Eros,  las palmas alzan, solos, subterfugiamente el hada y el mago pasan.

Glorificamos la vida, devenimos amantes, superamos las sombras, con magia delirante. Magia cultivada a través de estos meses, poder que se vuelve denso, acumulado y absoluto, en tu cuerpo esbelto. Explota en miles de tonalidades y matices, cuando tus carmesíes labios beso, impregno y dejo huella de mis sueños con raíces, raíces de abetos.

Raices de un hogar, de una pequeña casa rosada con un gato, un niño y una hamaca grisasea, en la que se abalance nuestro cosmos, nuestro universo, como si fuera un niño juguetón y escueto, de ralea inocente, única, abismal. Entonces cantaras conmigo, no puedes hacer ya más, ¡oh hada mía! Por favor, toca tu flauta, como aquella niña de bolívar, de ojitos estrellados quizás…

si...solo un segundo detenerme anhelo, en tu tierna melodía, suerte de inmortalidad edénica, en estético duelo. No seria suficiente solo un segundo para captar toda esa belleza celeste, arcana, feérica, vetusta, helénica, demencial, ni siquiera mil horas para un relato de tus ojos formar. Pero, solo un segundo, con una velocidad de luz constante, para poder sumergirme en tu bello rostro, tu faz oceánica, princesa angelical.

Dame entonces, ¡oh amada mía!, tu pequeña y juguetona mano, pues caminar debemos, por esta vía sombría. ¿Qué te parece el sendero? Espero tus pies no se cansen, quizás hallen dolorosas espinas, quizás tus suelas se desgasten. La alborada es lenta y quejumbrosa, como el vomito de un dios malherido, no desea vernos, aquel supremo vengativo.

Mira a tu alrededor, aquellos alados animales, que parecen cantar, la gloria de nuestros sensuales rituales.  Azulejos, canarios, petirrojos, golondrinas, cacatúas, guacamayas, cardenales, colibrís, búhos, águilas, pericos, gorriones, tucanes, patos, faisanes, estorninos, alondras, zorzales veremos volar y ante ti, mi emperatriz, veremos cantar. Una sinfonía arbórea, con sabor a café, que inmortalice nuestro amor, que alimente nuestra fe.

Recuerda, ¡oh pequeña mia!, en la noche cuando mires la cúpula celeste, parecerá como si las estrellas se derritieran, mientras caen aberrantes. Pero su movimiento obedecerá, a un lúgubre agenciamiento, frustración de agenciamiento universal… lagrimas de Eros, lagrimas de Thanatos, se aspiran lentamente, como amargos opiatos. El cielo llora, el cielo llorara y con polvo de estrellas su firma, su marca estampara.

¡Cuidado debes tener! Con los barrancos en el camino, una caída segura, en el doloroso espino. Cuatro son sin duda, los abismos más profundos, donde podremos caer y hallarnos moribundos. Es la muerte que amenaza con su guadaña a los amantes y se ríe del amor, a quien cree vencer, con su amargo ardor. Cuatro son los abismos y a ellos nombrare, que su nombre maldito, no los deje ver: Monotonía, Celos, Mentira, Desilusión, ¡Ay de mi! Dame mi absolución.

Tu sonrisa es la indulgencia firmada por el gatuno pontífice, representante de Freyja, de leyendas de amor artífice. Freyja sonríe, Freyja se mofa, aliada con Cupido y Pan, de nosotros goza. ¡Ay princesa mía! Que triste es el tormento de los amados. Pero créeme cuando digo, que la burla no es fortuita, hagamos pues, que valga la pena maldita. Abrázame como el último día, como el fin de una era, que esta sea nuestra resistencia, esta dulce y suave primavera.

No conozco el final de este sendero, tal vez no exista, tal vez sigamos deviniendo, de forma infinita. Los amantes devendrán sueños, devendrán auroras, devendrán crepúsculos, devendrán luces cantoras. No obstante se, que allí, en un oscuro lugar, la sierpe de fuego se prepara, nuestro dulce amor, a su vientre dispara. Desea comer, desea absorberlo, la pequeña esfera, de nuestro sentimiento eterno. Prepara tus armas, para combatir al dragón, solo la afilada espada onírica, bajada del reino de Hypnos que hemos forjado con cada pensamiento, con cada ocasión, puede en un ataque, vencer la draconica negación.

La recompensa, el tesoro, el supremo don, estará al final, luego de que la historia, con sangre y fuego halla sido escrita ya. Sera el legado de una leyenda, de aquella historia que un día en una oficina de universidad empezó, como un pequeño desencuentro entre dos jóvenes, transformado a posteriori en una caudalosa pasión. Entonces pediré un beso, solo uno pido…y el mago, esclavo de tus corneas sibilas, feliz y tonto a la vez será, pues ama a su hada, como nadie más.  ¡Dame un beso!, yo a ti te lo pido, que sea el símbolo, el contrato y el fuego de nuestro amor vivido.

Que la canción se cumpla, que el beso selle el fin, que tus labios inscriban, lo que hay al partir. Besame, besame, ¡Besame! Una vez más, una por ti, otra por mi, otra por Fede el pequeño, otra porque si. Que el penúltimo beso deleuziano llegue a mil o que simplemente sea la burla de freyja, de los dos caminantes, que caminan lentamente, hasta el fin.

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