Despedida de la Maga

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Sobre "Devenires Prosaicos":

Devenires Prosaicos es un espacio por y para la literatura. Un espacio en el que planeo compartir reflexiones, fragmentos, poemas y cuentos. Deseo entonces dejar aquí escritas algunas pequeñas huellas, mis propios trayectos, mis propios devenires ¡Sed bienvenidos a devenires prosaicos!


domingo, 2 de septiembre de 2012

El lienzo fragmentado

I.

Pequeñas gotas, la escarcha, frías, heladas caían sobre mi, entumecido, poco abrigado y casi perdido me encontraba en aquel angosto lugar. Estaba recostado sobre ramas y suciedad, sobre la tierra, agresiva, pero no critica. Ella simplemente se remite a abrir sus brazos y a recibirme como a un hijo prodigo que regresa, uno que se da cuenta de que son los instintos, esta herencia materna el verdadero eje del movimiento de las agujas de un reloj. El motivo de la existencia. ¡Ja! Si verdaderamente se podía llamar “motivo”. El “Yo” ya no controlaba, muerto y decadente. He llegado a una etapa de mi mente y de mi mismo en la cual me sentía adentro de un circo, como cuando era pequeño, un estado de sorpresa y miles de posibilidades, colores y fantasía.

¿Qué como podía pensar aquello luego de lo que hice?, no lo se, pero quien me viera ahora detrás de los bambúes me vería con una enorme sonrisa, una tranquilidad interior, como si sacara un clavo mal ubicado, cogiera el cuadro y lo colgara en un lugar mejor.

Y allí estaba ella a mi lado con su mirada puesta al cielo, los ojos bien abiertos, sus brazos inmóviles y en su gesto facial aquella sonrisa irónica que siempre le gustaba colocar para mostrar su superioridad y su creencia en sus propios atributos y en su habilidad de manipular, de mover los hilos del títere que algún día fui. El problema consistió en cuando ese muñeco de trapo hallo las finas tijeras de oro y cortó los hilos furibundo.

Acostada, parecía burlarse de la luna y las estrellas, cualquiera que la viera aun podría quedar consternado por su belleza, las facciones de su cara permanecían intactas, su cuerpo conservaba aquella armoniosa figura, sus redondas caderas, sus tibios senos que aún permanecían calientes, sus suaves brazos y sus pequeñas orejas que siempre fueron para mi motivo de éxtasis, de anhelo, como representación de una creencia de mi propio ser. Su cuerpo a pesar de fusionarse con la tierra, tenia aun ese suave olor a margaritas frescas, aun no empezaba a descomponerse y a emitir el olor clásico de un cadáver en su estado de putrefacción. Decidí quedarme en aquel lugar hasta que eso pasara, seguir oliendo aquel aroma único una última vez. Intento guardar todo lo de ella en mi memoria.

¿Qué por que lo hacia? No lo se, quizá me sirviera después para revolcarme de mi propia realidad, recoger esas figuras y colocar otras, armar una maqueta distinta, siempre al final dependerá de mi y este recuerdo siempre seria importante para este agitado corazón y para la construcción de un nuevo mundo.  Pero, ¿debería empezar desde el principio no? Y que fue lo que me llevo a aquello, a este extraño reencuentro y desde luego a matarla. La mayoría de parejas se matan por celos, venganza o por alguna especie de locura, yo tuve otro motivo. Yo no estoy loco, les puedo afirmar con toda seguridad desde ya, que yo la mate por que la amaba, la amaba demasiado. ¡Si!, ¡Así es!, la he llevado a la salvación, la he rescatado, me siento como un salvador, como aquel caballero que llega y rescata a la princesa de las fauces de un dragón. No, les repito yo no estoy loco. Me recuerda la lectura que pude hacer alguna vez del “corazón delator” de Poe. Eran circunstancias diferentes, pero sin embargo, solo cuando lo vives, es cuando realmente la literatura adquiere un nuevo valor. Cuando esta deja su velo de ficción y se asienta en la realidad de una forma descojonante. Es allí cuando la entiendes y la hallas en su esencia pura, como una representación y un espejo vil del hombre.

La amaba con todo mí ser, quería construirle castillos, montar en barcos sobre las nubes y alcanzarle una estrella fugaz. Quise darle todo, pero todo cambio cuando me di cuenta de la verdad, cuando logre visualizar lo que hay detrás del telón. Pero de nuevo me adelanto, un mal vicio mío, de no aguantar y querer llegar al clímax de la película, al momento sublime en que el director levanta su batuta y el público, los oyentes aplauden con pequeñas lágrimas en sus ojos. Estoy algo incomodo, me remitiré a mover el trasero de este lugar y me asentare en ese pequeño morro de tierra. Además desde allí puedo observarla mejor y podré contar con tranquilidad y elocuencia aquella historia que ahora me dispongo a trasmitiros.

Fue una tarde, un día soleado de fuerte verano como los que hacen en mi ciudad, no fue nada romántico como muchos creerán, no fue el: “¡la vi mientras caminaba por la calle y me enamore!”. No, nada de esa rebuscada mentira, creencia, de que el amor se hace a primera vista, ¿no tiene que actuar arduamente el minero para poder abrir la roca y hallar oro?, así fue para mi. La primera vez que la vi ella estaba acostada en una banca de la universidad, todas estaban llenas y tenia urgencia de comer. Ella no me pareció nada del otro mundo, su corto cabello negro y su bonita cara no me impresiono en absoluto. Al contrario de mis compañeros no me dejaba impresionar fácilmente por la belleza femenina, aun que claro, había figuras que podían dejarme eclipsado por segundos y creer que todo es parte de un sueño. Este no fue el caso. Ella estaba allí acostada como si nada y no se por que esa actitud, esa pose me choco de sobremanera. La desperté con mi dedo con un toque fuerte en el hombro

- Disculpe, quiero comer, ¿podría moverse?
- No- fue su lacónica respuesta
- Emm… En serio tengo afán y mucho hambre y tengo clase a…
- Su vida no me interesa- me interrumpió bruscamente- valla busque otra banca en la universidad abundan muchas
- ¡Pero esta es mi banca!, yo siempre desde que entre me he hecho aquí, además usted ocupa toda la banca, ¡y fue hecha para dos o tres!
- Eh amargado, déjate de complicaciones, pareces un niño, mira ¡allá ahí una banca libre! Y seguro que tu quieres darle una mirada al trasero de las de arquitectura, dicen que son las mas “chimbas” de la universidad- dijo en tono de burla

Su familiaridad y su irrespeto me estaban empezando a cansar, ¡apenas me acababa de conocer y ya me estaba tuteando! Era increíble la confianza que se podían dar algunas personas, pero era una mujer y bueno, no solía ser brusco con las mujeres. Igual, me di cuenta que la discusión no llegaría a ningún fin. Así que simplemente me remití a decir:

- Es increíble el egoísmo de algunas personas…una lastima, pero bueno…- dije y me dispuse a retirarme, lo que menos quería era una pelea ahora
- ¿Es egoísta quien busca su propio bien por encima de los demás?- me respondió ella repentinamente
- Si en parte lo es…- dije aperezado y con ganas de retirarme pronto del lugar y dejar a esa desconocida
- Entonces debe ser muy aburrida y difícil tu vida amigo…te compadezco...
- ¡Ah! ¡a la mierda tu!- dije retirándome indignado, atrás solo pude escuchar su risa de burla, no quería volver a encontrarme nunca mas con ella, hasta su rostro se me había hecho desagradable.

Continuara...

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