Se levanta la ciudad sin parpados
Sus piernas azules se abren
Ante los viajeros que buscan
En sus laberintos de carne y piedra
El misterio de lo absoluto.
Los Magi y los sacerdotes lo saben
Lo guardan en un cofre ambarino
En un papiro sin letras ni palabras
Custodiado por cinco lanceros
dos elefantes blancos
y tres monos furibundos.
Cuenta la leyenda
Quien juega con los nombres del viento
Puede atravesar el ladrillo cocido
Es el poeta y su triste efigie
Que llega al cofre
Lo abre
Y encuentra en las páginas empolvadas
Un espejo roto.
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