Marumba, Marumbá, preguntan quién soy
Marumba, Marumbá, un solo nombre y una canción
Soy el disparo que cegó la vida Pablo en una mañana de
diciembre
Soy el espíritu que recibió a la Storni cuando se lanzó a
las profundidades del mar
Soy la lluvia que Cortázar creía que te calaba los huesos
Soy la verdad que no se ha escrito y nunca llegara
Soy el Daemon que le hablaba a Socrates en sus noches de
pesadillas
Soy un revolucionario en los setentas, que muere en la selva
en un charco de sangre y suciedad
Soy un travesti dominicano de Once que te guiña el ojo
coqueto y atrevido
Soy tus ojos que se estrellan levemente con un beso y una
caricia de mi voz.
Soy el futbolista brasileño que metió un golazo de tiro
libre en Italia noventa
Soy el otro nombre de Asterión cuya casa es un laberinto y
su meta la redención
Soy un caniche alienígena que se mea en tu puerta
burlonamente
Soy el olvido y el abismo, el enigma del adiós
Soy la musa que con sus senos puntiagudos inspira a
Baudelaire y su mirada ebria
Soy el angel caido que cambio el cielo por putas y juegos de
azar
Soy un volantero del abasto, repartiendo volantes a
confeccionistas bolivianos
Soy el último suspiro antes de que se pierdan los ventiun
gramos que conforman el alma y su frágil eternidad
Soy un muñeco vudú haitiano que representa a Trujillo con
cientos de alfileres
Soy la amante rubia que le robo el significante fálico a
Lacan
Soy un gordo que colapsa con una bicmac de carne de cartón
en Mcdonalds
Soy el vodka, eterna cura y amigo
de noches de despecho y soledad
Soy un judío que en una cámara de gas recuerda una canción
de cuna
Soy una arepa servida al desayuno con mantequilla, quesito y
sal
Soy aquel otro Daniel que me responde en el techo en mis
veladas taciturnas
Soy la fotografía con telarañas en la repisa de una sala burguesa
de una casa abandonada
Soy la sombra con muchas patas de Kafka en una noche de
invierno
Soy Peralta quien monta a la muerte en un aguacatillo, condenándola
al olvido, la lluvia y el deshonor.
Soy la flauta de Ian Anderson convocando los espíritus de
los leprechaums y a Dioniso
Soy Dracula cuando se encontró ante la belleza verdadera y
tuvo su último dilema moral
Soy una colilla de porro fumado lentamente en una noche de
juerga
Soy el orgasmo que llega en la última penetración, donde
explotan las estrellas y se pierde la subjetividad.
Soy la bailarina que mueve su culo en un programa de Tinelli
o Don Francisco
Soy un niño que pregunta a su madre por el sexo, la muerte y
la verdad
Soy una herida en el mar, allá en el umbral de lo profundo
Ese Umbral del mar, que es marumbral,
Y que en idioma lunfardo y paisa
Se convierte lentamente
En un eco y una voz profunda,
De nombre marumbá.
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