Hoy me he propuesto hacer una
breve reflexión sobre el presente político y económico de nuestro país. Luego
de múltiples experiencias que me han llevado a conocer la forma en que funciona
los sistemas de poder en el resto del mundo, hay algunas cosas que se han
abierto y que inquietan hoy mi mente. Lo primero es que te sientas en un parque
en cualquier ciudad o pueblo, o sales a recorrer las carreteras colombianas, ¿y
qué es lo primero que vez? ¿Violencia? No, por supuesto que no. Nada más falso
que aquel mito que han grabado en nuestras mentes de que por nuestra trágica historia
de guerras, masacres y asesinatos somos una cultura por naturaleza violenta. No
existe tal cosa como un gen “violento”. Hay azares e incidencias de la cultura
que son definitivos.
Pero no es ese el motivo de mi reflexión,
retorno a mi pregunta, ¿Qué es lo primero que se ve, cuando se recorre el país?
Si se es buen observador, podemos ver la inmensidad de recursos naturales de
todo tipo (agricultura, minería, hídricos, ecosistemas, ganadería, petróleo,
etc) que se distribuyen por la vastedad del territorio. Teniendo en cuenta
esto, uno se pregunta, ¿Por qué? ¿Por qué si nuestro país es más rico en
recursos que otros de Latinoamérica hay un índice de pobreza y desigualdad tan grande?
Las respuestas que daría el sentido común y la persona que hay en la calle es
simple: se la roban o se la gastan en dar bala. ¿Argumento sencillo verdad? Pero
el asunto en realidad es más complejo de lo que el sentido común quiere ver.
Intereses monopólicos, enormes multinacionales, abusos por parte de
particulares, robos, sobornos y mala administración de los recursos son algunas
de las razones que se podrían invocar aquí. Todo esto conectado a nuestros
principales empresarios y políticos, que se siguen riendo del país en la cara y
nadie parece siquiera gritar con furia: “LA CHIMBA!!!”.
Reflexionar hoy sobre política colombiana
se ha vuelto un poco tautológico. Siempre sobresalen los mismos problemas:
corrupción, guerra, violencia. En verdad pienso que somos muy conscientes de
los problemas que aquejan a nuestro país, pero ignoramos dos cosas, primero la dimensión
de estos y segundo la solución definitiva de estos. Nos conformamos con una
simple queja en reuniones de señoritas de te, diciendo: “este país nunca va a
cambiar” “por eso estamos como estamos” y cierta discursividad que solo conduce
al conformismo y la idea errónea de que con una queja ante nuestro grupo de
amigos, ya hemos hecho algo. ¡No!, deberíamos de indignarnos, gritarlo a todo
el mundo, madrear, hijueputiar si es necesario. El silencio y el conformismo
forjados por los medios de comunicación es lo que ha posibilitado que el régimen
actual manejado por una élite de derecha siga manteniendo estos altos índices de
pobreza, violencia e iniquidad social.
¡Que estupidez pienso!, en verdad
pienso como Borges, que ser colombiano es un acto de fe. En un país fragmentado,
con tremendas rivalidades culturales, es imposible construir algo parecido a
una nación. Por qué a nosotros mismos no nos preocupa lo que pase con esta. No
hay un sentimiento de unidad, más bien una individualidad egoísta y adyacente. ¿Cuándo
entenderemos que es necesario luchar juntos? Por qué la lucha del salmón
solitario contra la corriente está condenada siempre a fracasar. En verdad es
cierto que todos pensamos distinto y forjamos una visión distinta de la vida,
una relación diferente con el mundo. Pero unificando ideas, por más leves y
suaves que sean podemos provocar una bomba, una bomba como lo que pudo ser la
ola verde hace unos años, pero que se cayó debido a sus propias contradicciones
y peleas internas.
Yo tengo una idea distinta de país,
a la que tienen Uribe, Santos y nuestra clase dirigente. La excesiva
territorialidad y regionalismo solo ha creado odios y conflictos. Acabar con
estas rivalidades de años es primordial para solucionar los problemas del país.
No digo que sea una solución definitiva, pero es un buen comienzo, para crear
la tolerancia necesaria para poder llegar a la paz. Hoy por hoy me siento
desgastado, siento que las mismas discusiones persisten en el ambiente y que
todos seguimos siendo esclavos del mismo poder, de ese poder mezquino y
traicionero que se sigue poniendo en las más altas esferas del poder. Poder de
tipos como Santos, Ordoñez o Uribe y toda la clase política y económica que está
detrás de ellos y que utiliza su influencia para que sigan siendo elegidos una
y otra vez. Es en verdad la democracia, un sistema con muchas fallas, pero por
ahora es lo único que tenemos y los mismos recursos que utiliza el poder para
permanecer intocable, son los mismos recursos que podemos utilizar para tumbar
ese poder.
Hoy quiero, más que hacer una crítica
a los políticos de siempre y señalar sus escándalos (para-política, falsos
positivos, corrupción, sobornos y chantaje, atentados, aumento desorbitado de
sus sueldos) muchos de ellos conocidos ampliamente por todos; es hace una invitación
a que tengamos una mayor consciencia política, que nos preocupemos más por lo
que pasa en nuestro país. No caer en el nihilismo y el olvido. Tomar posición.
No hay nada de vergonzoso en ello. Somos animales políticos y sea cual sea el
sistema en que estemos inscritos, siempre existirá política, porque siempre habrá
un ansia del hombre de ser el amo del otro, lo que Hegel llamaba la dialéctica del
amo y el esclavo. Negar el instinto y el deseo de poder insertos en todos los
seres humanos es un absurdo. Hay que luchar por construir más que un paraíso o
una utopía que nunca va a existir (como la plena y absoluta igualdad o el sol
anarquista) buscar un mundo que sea posible y que mejore nuestras condiciones
de vida (salud, educación, servicios básicos, paz, etc) y de formarnos como una
comunidad, en cierto sentido, como una multiplicidad. Se debe utilizar
cualquier mecanismo que nos permita llegar a estos objetivos.
Si Uruguay pudo elegir un
presidente como Mujica que dona casi todo su sueldo a causas filantrópicas, si
en Islandia suspendieron a todos los políticos y banqueros. ¿Por qué Colombia
tiene que seguir siendo un imposible en todos los sentidos? ¿Por qué no podemos
creer algún día, así sea en un recóndito rincón de nuestro territorio se
asentara un poco, de tolerancia, resistencia y bienestar para todos? Quizás sea
por ese solo rincón, por ese solo pequeño y diminuto espacio, que debemos
seguir luchando. Si no, nos quedaremos enterrados en el pasado y el conformismo
nos hará devenir maquinas-autómatas, sin prospecto, sin pensamiento, sin
existir. Con una crisis social enorme, un alto indice de miseria y sin un motivo valido para vivir.
Yo no deseo eso, ¿Usted si?
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