Despedida de la Maga
Sobre "Devenires Prosaicos":
Devenires Prosaicos es un espacio por y para la literatura. Un espacio en el que planeo compartir reflexiones, fragmentos, poemas y cuentos. Deseo entonces dejar aquí escritas algunas pequeñas huellas, mis propios trayectos, mis propios devenires ¡Sed bienvenidos a devenires prosaicos!
sábado, 29 de septiembre de 2012
The Trial (Pink Floyd)
Good morning, Worm your honor.
The crown will plainly show
The prisoner who now stands before you
Was caught red-handed showing feelings
Showing feelings of an almost human nature;
This will not do.
Call the schoolmaster!
I always said he'd come to no good
In the end your honor.
If they'd let me have my way I could
Have flayed him into shape.
But my hands were tied,
The bleeding hearts and artists
Let him get away with murder.
Let me hammer him today?
Crazy,
Toys in the attic I am crazy,
Truly gone fishing.
They must have taken my marbles away.
Crazy, toys in the attic he is crazy.
You little shit you're in it now,
I hope they throw away the key.
You should have talked to me more often
Than you did, but no! You had to go
Your own way, have you broken any
Homes up lately?
Just five minutes, Worm your honor,
Him and Me, alone.
Baaaaaaaaaabe!
Come to mother baby, let me hold you
In my arms.
M'lud I never wanted him to
Get in any trouble.
Why'd he ever have to leave me?
Worm, your honor, let me take him home.
Crazy,
Over the rainbow, I am crazy,
Bars in the window.
There must have been a door there in the wall
When I came in.
Crazy, over the rainbow, he is crazy.
The evidence before the court is
Incontrovertible, there's no need for
The jury to retire.
In all my years of judging
I have never heard before
Of someone more deserving
Of the full penalty of law.
The way you made them suffer,
Your exquisite wife and mother,
Fills me with the urge to defecate!
"Hey Judge! Shit on him!"
Since, my friend, you have revealed your
Deepest fear,
I sentence you to be exposed before
Your peers.
Tear down the wall!
jueves, 20 de septiembre de 2012
Exilio
Soy las cenizas que quedan
El ruiseñor que no vuela ya
El niño que se rebela
Loco\ anhelante\Sempiterno
Adepto del deseo insustancial
Nací en la ciudad de la Palma Araca
Bajo el auspicio de una estrella fugaz
Creí en la aurora, el delirio y el desvelo
Forje mil letras, cinco planetas y solo un poco
De poesía crepuscular.
Las montañas fueron verdes murallas
Me rodearon como matrona invernal
Sus hijos me persiguieron con furia
Me exiliaron
Por no llevar el verde, la sonrisa y la hilaridad.
Alegría que me pareció postiza, falsa y vacía
No la risa de verdad
Esa que se construye inmanentemente
Con sueños, magia, embriaguez y libertad.
Me adentre en el peligroso bosque que se abre al entrar a un libro
Pretendí explorar sus rutas, sus juegos, su rumbo zigzagueante
El azar
Me perdí, lo acepto.
No tenía oportunidad.
Quería vivir de la pagina 32 a la 187
Quería perseguir ese desvanecimiento del sujeto
Su fuga y su soledad
Donde fuego, tierra, agua y viento
Se convierten en multiplicidad
Y así, fue como luego
De haber probado el sabor de la hierba
De polvo de libro y del verde amor
Que nace en la montaña
Me repliego en la urbe gris
Donde los recuerdos se esfuman
Donde cada silencio suena
A olvidos, ruinas y dragones
A palabras sin decir.
domingo, 9 de septiembre de 2012
Arte y Resistencia
Hace unos años ya, iba caminando por la carrera 80 en la ciudad de Medellín, cuando fui testigo de un acontecimiento muy particular. Imagínense una tarde soleada, hora-pico, de esas donde los vendedores de Bon-ice hacen su negocio y los hombres disfrutamos a las mujeres cada vez mas sueltas de prendas, agobiadas por el calor. Ellas llegan a despertar suspiros, deseos y algunos coloridos piropos de albañiles, taxistas, carpinteros y uno que otro adolescente con las hormonas en proceso de erupción. Como decía, caminaba por la carrera 80 y la calle 35, cercano al “rompoy de Don Quijote”[1], cuando vi a una mujer de cabello castaño mal cortado, una falda larga y una suerte de camisilla azul. No era en realidad muy bella, pero sus ojos me llamaron la atención inmediatamente. Eran de un color verde oscuro, parecido a los de una pitonisa o una diosa pagana antigua, de esas que bailaban en el claro de un bosque o de las que entonaban bajo las olas, una provocativa canción.
La mujer se paro en el centro del rompoy – lugar privilegiado donde se concentra toda la vista, toda la recepción-, miro hacia su frente un momento, con la mirada perdida. No parecía estudiar ningún detalle exterior en absoluto. Tal vez estaba intentando conectarse o establecer algún vínculo con alguna fuerza desconocida o poder interior. O tal vez simplemente no pensaba en nada y dejaba su mente en blanco, preparándose para lo que iba a suceder a continuación. De un momento a otro, ante la sorpresa de los transeúntes y conductores que pasaban por el lugar, la mujer empezó a efectuar un extraño y ridículo baile. Que aun hoy, luego de tantos años, no logro olvidar. Se movía como una especie de robot o autómata, haciendo siempre los mismos tres pasos. Movía primero su mano izquierda con determinado ritmo durante un rato extenso. Luego retrocedía levemente y agitaba sus dos brazos hacia adelante y hacia atrás. El tercer paso era un giro, que sorprendía cuando llegaba y que le daba a su baile un aire etéreo, irreal. Las personas optaban por reírse del espectáculo o ignorar a la mujer que podía ser considerada demente, por pararse en un lugar tan llamativo a hacer aquel acto considerado estúpido, incoherente, fuera del sentido común. Solo uno o dos, (incluyéndome), nos quedábamos hipnotizados, mirándola, intentando descifrar el enigma, su baile, suerte de absolución.
Esa mujer, queridos amigos, era una artista; y es precisamente en este punto, donde quiero pararme hoy. Pienso que, el concepto de “revolución” es un significante que ya tiene amplia revisión y que ha sido abarcada en otros ensayos y poemas de la revista. Yo quería concentrarme en “resistencia”, al menos levemente y hacer una pequeña reflexión. La bailarina hace un acto de resistencia puro, que nace de su propia multiplicidad, de su interior. La resistencia es una parte fundamental del quehacer artístico. Es un elemento necesario e incuestionable de cualquier producción estética. Viene desde el primer hombre que pinto en las cavernas la muerte de su enemigo, pasando por las canciones juglarescas de amor prohibido, culminando tal vez en algún oscuro poema escrito con sangre y dolor. El poeta, el artista y el filósofo resisten, ¿resisten contra que? Contra el mundo, contra los poderes, contra las estructuras, contra el orden, pero principalmente contra la majadería y el sentido común. Gilles Deleuze, un filosofo francés, pensaba que el artista era una especie de medico, que diagnosticaba al mundo y de alguna forma le traía salud. Los poetas, hijos de Dionisio y Apolo, son visionarios pues son capaces de percibir la mascara y el artificio, su poesía debe dar cuenta de ese malestar o enfermedad que sacude nuestra realidad, y por tanto, traducirse en resistencia. Perder el miedo a la vergüenza, el rechazo o el castigo, desafiar formas de percepción. Pues retomando de nuevo a Deleuze, el artista crea perceptos -formas de percepción independientes del ser en si-, que sacuden, trastocan y mueven el sistema y la estructura cultural bajo la cual esta organizada nuestra forma de ver el mundo, de representarlo. Todos articulamos una visión.
Así, no pensamos “Resistencia”, como un fenómeno vinculado únicamente a la política o a la lucha de clases, sino como una de las fuerzas primarias del impulso creativo de cualquier artista. La resistencia dio origen a una multiplicidad de vanguardias que desafiaron en algún momento el establechiment, los canones y la propia forma en que nos representamos, en que nos articulamos como sujetos mediante la cultura y la tradición. En un mundo plegado de distintos poderes, de morales anticuadas, de falsas certezas religiosas, instituciones caducas y sentimientos encontrados en la soledad constitutiva del nuevo mundo posmoderno, se hace cada vez más necesaria la labor del artista. El cual, además da cuenta del artificio bajo el cual estamos inmersos y se burla de manera desenfrenada de la seriedad y la absurda certeza con la que están construidas muchas de las estructuras de pensamiento de nuestro mundo. Que son frágiles, sostenidas solo por fuertes discursos hegemónicos. Pero siempre puede pasar que una pequeña brisa de viento sople y derrumbe la edificación, el templo, un discurso insostenible, regular.
En este sentido, el artista o el poeta, puede apropiarse de elementos emotivos, como la risa –como pensaba Bajtin-, que le permitan sacudir los mismos cimientos de la mentira en la cual vivimos. Notable es, por ejemplo, el invento de la pata física, como ciencia de las soluciones imaginarias. Una interesante forma de demostrar las falencias de la metafísica y la ciencia, de cualquier intento de creer que podemos racionalizar una realidad que en definitiva nos desborda y que jamás podremos del todo capturar. Así, vuelvo a la bailarina solitaria, que sigue moviéndose aun bajo la lluvia y la incomodidad de los transeúntes. El arte no nació para ser comodidad, no nació para ser tranquilo, nació para movilizar, para agitar, para sacudir, para hacer gritar. Para hacer enfrentar nuestros miedos, para hacer recordar lo frágiles que somos y para llevar cualquier emoción o percepción a un nivel más alto, donde se haga impactante, fuerte, llamativo, sublime y real.
La danzarina es consciente de que su danza no puede imitar ya el mundo, lo que la mueve no es el deseo de la simple representación. Ella establece un dialogo con los que pasan, los interpela, les cuestiona su visión de lo aceptable y lo absurdo. Les hace sentir que en cierta medida todos estamos locos, nos invita a participar en su danza, en “resistir” al menos por un momento contra la lógica y el sentido común. Nos invita a perder el miedo a lo que nace de nuestros deseos y del orden imaginario, aquel que no es medido por el símbolo, el poder y nuestro superyó. Se para orgullosa en el centro de la glorieta, para mostrarse como una actriz del mundo, que escenifica un teatro no en un escenario artificial sino en el mismo mundo real, donde actuamos cotidianamente, donde caminamos, sin ton ni son. Su baile continúa y se multiplica, su delirio se trasmite en cada paso, en cada instante, en cada sensación. El espectador es activo, participa, no puede ignorar completamente lo que acontece. Su baile se torna así, un desafío, una resistencia, que sacude nuestro entorno, nuestra concepción.
La invitación desde luego entonces, es a iniciar nuestra propia danza, a resistir. No solo desde la labor artística sino desde cualquier posición o razón de vivir. El fuego de la resistencia arde en mayor o menor medida en cada uno, solo hay que dejarlo crecer. En verdad pienso, que nada puede en este mundo, contra el hombre o la mujer que baila bajo la lluvia, que mira desafiante el acontecer.
[1] Siempre me llamo mucho la atención, como se pueden juntar en una misma frase estas dos palabras: “rompoy” que hace una extraña conjunción e interpretación paisa de la palabra inglesa “round point” y Don Quijote la obra cumbre de la literatura en castellano.
domingo, 2 de septiembre de 2012
El lienzo fragmentado
I.
Pequeñas gotas, la escarcha, frías, heladas caían sobre mi, entumecido, poco abrigado y casi perdido me encontraba en aquel angosto lugar. Estaba recostado sobre ramas y suciedad, sobre la tierra, agresiva, pero no critica. Ella simplemente se remite a abrir sus brazos y a recibirme como a un hijo prodigo que regresa, uno que se da cuenta de que son los instintos, esta herencia materna el verdadero eje del movimiento de las agujas de un reloj. El motivo de la existencia. ¡Ja! Si verdaderamente se podía llamar “motivo”. El “Yo” ya no controlaba, muerto y decadente. He llegado a una etapa de mi mente y de mi mismo en la cual me sentía adentro de un circo, como cuando era pequeño, un estado de sorpresa y miles de posibilidades, colores y fantasía.
¿Qué como podía pensar aquello luego de lo que hice?, no lo se, pero quien me viera ahora detrás de los bambúes me vería con una enorme sonrisa, una tranquilidad interior, como si sacara un clavo mal ubicado, cogiera el cuadro y lo colgara en un lugar mejor.
Y allí estaba ella a mi lado con su mirada puesta al cielo, los ojos bien abiertos, sus brazos inmóviles y en su gesto facial aquella sonrisa irónica que siempre le gustaba colocar para mostrar su superioridad y su creencia en sus propios atributos y en su habilidad de manipular, de mover los hilos del títere que algún día fui. El problema consistió en cuando ese muñeco de trapo hallo las finas tijeras de oro y cortó los hilos furibundo.
Acostada, parecía burlarse de la luna y las estrellas, cualquiera que la viera aun podría quedar consternado por su belleza, las facciones de su cara permanecían intactas, su cuerpo conservaba aquella armoniosa figura, sus redondas caderas, sus tibios senos que aún permanecían calientes, sus suaves brazos y sus pequeñas orejas que siempre fueron para mi motivo de éxtasis, de anhelo, como representación de una creencia de mi propio ser. Su cuerpo a pesar de fusionarse con la tierra, tenia aun ese suave olor a margaritas frescas, aun no empezaba a descomponerse y a emitir el olor clásico de un cadáver en su estado de putrefacción. Decidí quedarme en aquel lugar hasta que eso pasara, seguir oliendo aquel aroma único una última vez. Intento guardar todo lo de ella en mi memoria.
¿Qué por que lo hacia? No lo se, quizá me sirviera después para revolcarme de mi propia realidad, recoger esas figuras y colocar otras, armar una maqueta distinta, siempre al final dependerá de mi y este recuerdo siempre seria importante para este agitado corazón y para la construcción de un nuevo mundo. Pero, ¿debería empezar desde el principio no? Y que fue lo que me llevo a aquello, a este extraño reencuentro y desde luego a matarla. La mayoría de parejas se matan por celos, venganza o por alguna especie de locura, yo tuve otro motivo. Yo no estoy loco, les puedo afirmar con toda seguridad desde ya, que yo la mate por que la amaba, la amaba demasiado. ¡Si!, ¡Así es!, la he llevado a la salvación, la he rescatado, me siento como un salvador, como aquel caballero que llega y rescata a la princesa de las fauces de un dragón. No, les repito yo no estoy loco. Me recuerda la lectura que pude hacer alguna vez del “corazón delator” de Poe. Eran circunstancias diferentes, pero sin embargo, solo cuando lo vives, es cuando realmente la literatura adquiere un nuevo valor. Cuando esta deja su velo de ficción y se asienta en la realidad de una forma descojonante. Es allí cuando la entiendes y la hallas en su esencia pura, como una representación y un espejo vil del hombre.
La amaba con todo mí ser, quería construirle castillos, montar en barcos sobre las nubes y alcanzarle una estrella fugaz. Quise darle todo, pero todo cambio cuando me di cuenta de la verdad, cuando logre visualizar lo que hay detrás del telón. Pero de nuevo me adelanto, un mal vicio mío, de no aguantar y querer llegar al clímax de la película, al momento sublime en que el director levanta su batuta y el público, los oyentes aplauden con pequeñas lágrimas en sus ojos. Estoy algo incomodo, me remitiré a mover el trasero de este lugar y me asentare en ese pequeño morro de tierra. Además desde allí puedo observarla mejor y podré contar con tranquilidad y elocuencia aquella historia que ahora me dispongo a trasmitiros.
Fue una tarde, un día soleado de fuerte verano como los que hacen en mi ciudad, no fue nada romántico como muchos creerán, no fue el: “¡la vi mientras caminaba por la calle y me enamore!”. No, nada de esa rebuscada mentira, creencia, de que el amor se hace a primera vista, ¿no tiene que actuar arduamente el minero para poder abrir la roca y hallar oro?, así fue para mi. La primera vez que la vi ella estaba acostada en una banca de la universidad, todas estaban llenas y tenia urgencia de comer. Ella no me pareció nada del otro mundo, su corto cabello negro y su bonita cara no me impresiono en absoluto. Al contrario de mis compañeros no me dejaba impresionar fácilmente por la belleza femenina, aun que claro, había figuras que podían dejarme eclipsado por segundos y creer que todo es parte de un sueño. Este no fue el caso. Ella estaba allí acostada como si nada y no se por que esa actitud, esa pose me choco de sobremanera. La desperté con mi dedo con un toque fuerte en el hombro
- Disculpe, quiero comer, ¿podría moverse?
- No- fue su lacónica respuesta
- Emm… En serio tengo afán y mucho hambre y tengo clase a…
- Su vida no me interesa- me interrumpió bruscamente- valla busque otra banca en la universidad abundan muchas
- ¡Pero esta es mi banca!, yo siempre desde que entre me he hecho aquí, además usted ocupa toda la banca, ¡y fue hecha para dos o tres!
- Eh amargado, déjate de complicaciones, pareces un niño, mira ¡allá ahí una banca libre! Y seguro que tu quieres darle una mirada al trasero de las de arquitectura, dicen que son las mas “chimbas” de la universidad- dijo en tono de burla
Su familiaridad y su irrespeto me estaban empezando a cansar, ¡apenas me acababa de conocer y ya me estaba tuteando! Era increíble la confianza que se podían dar algunas personas, pero era una mujer y bueno, no solía ser brusco con las mujeres. Igual, me di cuenta que la discusión no llegaría a ningún fin. Así que simplemente me remití a decir:
- Es increíble el egoísmo de algunas personas…una lastima, pero bueno…- dije y me dispuse a retirarme, lo que menos quería era una pelea ahora
- ¿Es egoísta quien busca su propio bien por encima de los demás?- me respondió ella repentinamente
- Si en parte lo es…- dije aperezado y con ganas de retirarme pronto del lugar y dejar a esa desconocida
- Entonces debe ser muy aburrida y difícil tu vida amigo…te compadezco...
- ¡Ah! ¡a la mierda tu!- dije retirándome indignado, atrás solo pude escuchar su risa de burla, no quería volver a encontrarme nunca mas con ella, hasta su rostro se me había hecho desagradable.
Continuara...
Pequeñas gotas, la escarcha, frías, heladas caían sobre mi, entumecido, poco abrigado y casi perdido me encontraba en aquel angosto lugar. Estaba recostado sobre ramas y suciedad, sobre la tierra, agresiva, pero no critica. Ella simplemente se remite a abrir sus brazos y a recibirme como a un hijo prodigo que regresa, uno que se da cuenta de que son los instintos, esta herencia materna el verdadero eje del movimiento de las agujas de un reloj. El motivo de la existencia. ¡Ja! Si verdaderamente se podía llamar “motivo”. El “Yo” ya no controlaba, muerto y decadente. He llegado a una etapa de mi mente y de mi mismo en la cual me sentía adentro de un circo, como cuando era pequeño, un estado de sorpresa y miles de posibilidades, colores y fantasía.
¿Qué como podía pensar aquello luego de lo que hice?, no lo se, pero quien me viera ahora detrás de los bambúes me vería con una enorme sonrisa, una tranquilidad interior, como si sacara un clavo mal ubicado, cogiera el cuadro y lo colgara en un lugar mejor.
Y allí estaba ella a mi lado con su mirada puesta al cielo, los ojos bien abiertos, sus brazos inmóviles y en su gesto facial aquella sonrisa irónica que siempre le gustaba colocar para mostrar su superioridad y su creencia en sus propios atributos y en su habilidad de manipular, de mover los hilos del títere que algún día fui. El problema consistió en cuando ese muñeco de trapo hallo las finas tijeras de oro y cortó los hilos furibundo.
Acostada, parecía burlarse de la luna y las estrellas, cualquiera que la viera aun podría quedar consternado por su belleza, las facciones de su cara permanecían intactas, su cuerpo conservaba aquella armoniosa figura, sus redondas caderas, sus tibios senos que aún permanecían calientes, sus suaves brazos y sus pequeñas orejas que siempre fueron para mi motivo de éxtasis, de anhelo, como representación de una creencia de mi propio ser. Su cuerpo a pesar de fusionarse con la tierra, tenia aun ese suave olor a margaritas frescas, aun no empezaba a descomponerse y a emitir el olor clásico de un cadáver en su estado de putrefacción. Decidí quedarme en aquel lugar hasta que eso pasara, seguir oliendo aquel aroma único una última vez. Intento guardar todo lo de ella en mi memoria.
¿Qué por que lo hacia? No lo se, quizá me sirviera después para revolcarme de mi propia realidad, recoger esas figuras y colocar otras, armar una maqueta distinta, siempre al final dependerá de mi y este recuerdo siempre seria importante para este agitado corazón y para la construcción de un nuevo mundo. Pero, ¿debería empezar desde el principio no? Y que fue lo que me llevo a aquello, a este extraño reencuentro y desde luego a matarla. La mayoría de parejas se matan por celos, venganza o por alguna especie de locura, yo tuve otro motivo. Yo no estoy loco, les puedo afirmar con toda seguridad desde ya, que yo la mate por que la amaba, la amaba demasiado. ¡Si!, ¡Así es!, la he llevado a la salvación, la he rescatado, me siento como un salvador, como aquel caballero que llega y rescata a la princesa de las fauces de un dragón. No, les repito yo no estoy loco. Me recuerda la lectura que pude hacer alguna vez del “corazón delator” de Poe. Eran circunstancias diferentes, pero sin embargo, solo cuando lo vives, es cuando realmente la literatura adquiere un nuevo valor. Cuando esta deja su velo de ficción y se asienta en la realidad de una forma descojonante. Es allí cuando la entiendes y la hallas en su esencia pura, como una representación y un espejo vil del hombre.
La amaba con todo mí ser, quería construirle castillos, montar en barcos sobre las nubes y alcanzarle una estrella fugaz. Quise darle todo, pero todo cambio cuando me di cuenta de la verdad, cuando logre visualizar lo que hay detrás del telón. Pero de nuevo me adelanto, un mal vicio mío, de no aguantar y querer llegar al clímax de la película, al momento sublime en que el director levanta su batuta y el público, los oyentes aplauden con pequeñas lágrimas en sus ojos. Estoy algo incomodo, me remitiré a mover el trasero de este lugar y me asentare en ese pequeño morro de tierra. Además desde allí puedo observarla mejor y podré contar con tranquilidad y elocuencia aquella historia que ahora me dispongo a trasmitiros.
Fue una tarde, un día soleado de fuerte verano como los que hacen en mi ciudad, no fue nada romántico como muchos creerán, no fue el: “¡la vi mientras caminaba por la calle y me enamore!”. No, nada de esa rebuscada mentira, creencia, de que el amor se hace a primera vista, ¿no tiene que actuar arduamente el minero para poder abrir la roca y hallar oro?, así fue para mi. La primera vez que la vi ella estaba acostada en una banca de la universidad, todas estaban llenas y tenia urgencia de comer. Ella no me pareció nada del otro mundo, su corto cabello negro y su bonita cara no me impresiono en absoluto. Al contrario de mis compañeros no me dejaba impresionar fácilmente por la belleza femenina, aun que claro, había figuras que podían dejarme eclipsado por segundos y creer que todo es parte de un sueño. Este no fue el caso. Ella estaba allí acostada como si nada y no se por que esa actitud, esa pose me choco de sobremanera. La desperté con mi dedo con un toque fuerte en el hombro
- Disculpe, quiero comer, ¿podría moverse?
- No- fue su lacónica respuesta
- Emm… En serio tengo afán y mucho hambre y tengo clase a…
- Su vida no me interesa- me interrumpió bruscamente- valla busque otra banca en la universidad abundan muchas
- ¡Pero esta es mi banca!, yo siempre desde que entre me he hecho aquí, además usted ocupa toda la banca, ¡y fue hecha para dos o tres!
- Eh amargado, déjate de complicaciones, pareces un niño, mira ¡allá ahí una banca libre! Y seguro que tu quieres darle una mirada al trasero de las de arquitectura, dicen que son las mas “chimbas” de la universidad- dijo en tono de burla
Su familiaridad y su irrespeto me estaban empezando a cansar, ¡apenas me acababa de conocer y ya me estaba tuteando! Era increíble la confianza que se podían dar algunas personas, pero era una mujer y bueno, no solía ser brusco con las mujeres. Igual, me di cuenta que la discusión no llegaría a ningún fin. Así que simplemente me remití a decir:
- Es increíble el egoísmo de algunas personas…una lastima, pero bueno…- dije y me dispuse a retirarme, lo que menos quería era una pelea ahora
- ¿Es egoísta quien busca su propio bien por encima de los demás?- me respondió ella repentinamente
- Si en parte lo es…- dije aperezado y con ganas de retirarme pronto del lugar y dejar a esa desconocida
- Entonces debe ser muy aburrida y difícil tu vida amigo…te compadezco...
- ¡Ah! ¡a la mierda tu!- dije retirándome indignado, atrás solo pude escuchar su risa de burla, no quería volver a encontrarme nunca mas con ella, hasta su rostro se me había hecho desagradable.
Continuara...
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