Despedida de la Maga

Sobre "Devenires Prosaicos":
Devenires Prosaicos es un espacio por y para la literatura. Un espacio en el que planeo compartir reflexiones, fragmentos, poemas y cuentos. Deseo entonces dejar aquí escritas algunas pequeñas huellas, mis propios trayectos, mis propios devenires ¡Sed bienvenidos a devenires prosaicos!
sábado, 26 de enero de 2013
martes, 15 de enero de 2013
El lienzo fragmentado
II.
Pero las circunstancias son extrañas, no creo en el destino pero tampoco creo en las casualidades y en este caso todo trascurrió de un modo muy particular. Ese día transcurrio normalmente como cualquier día en mi universidad. Comí, estudie, charle con algunos amigos, pero nada del otro mundo. Hasta que finalmente llego el momento de la clase de seis, la esperaba con ansias, pues este era un contexto de un tema que me gustaba mucho, era de historia del cine. Para mí, un estudiante de artes, ver todas aquellas formas en movimientos, la plasticidad y la estética que manejaban estas películas era un placer. Siempre solía admirar las grandes producciones con sus majestuosos montajes y hoy vería un curso con mucho de todo esto, quizá hasta me diera una idea para plasmar en alguna obra, no estudiaba artes para ser pintor, para mi el arte era mucho mas que eso, era fantasía, sueños, sentimientos y locas ideas plasmadas en un mundo material. Una forma de resistencia, ¿Por qué no?, contra todo aquel mundo gris que intentan implantarnos a través de oficinas, dinero y edificaciones.
Finalmente entre en aquel contexto, cuyo salón se encontraba en el tercer piso de un enorme edificio. Generalmente solía llegar tarde a las clases, pero esta vez me apresure para coger un buen puesto. Me hice algo atrás, por que siempre buscaba una silla cómoda en la cual pudiera dormirme en caso de no ser de mi agrado la clase o en su defecto el juego de gusanito de mi celular era mi salida al tedio. El salón estaba lleno de gente. No dudaba que este era un curso muy apetecido por varios grupos de estudiantes de la universidad. El salón era amplio, la vista a la vegetación, una ligera brisa y el ruido de algunos pájaros que revoloteaban por el lugar, hacia del ambiente de algo agradable.
Pero pronto esta sensación de tranquilidad se me iba a dañar, pronto esa creación que me había hecho del ambiente seria destruida, se desmoronaría como una torre de cristal que se quiebra al menor golpe, casi como si una ligera pluma fuera la causa de ese desplome de la fina estructura. Ella estaba allí, radiante, tranquila. Cuando me vio, esbozo una ligera sonrisa socarrona y empezó a actuar con completa normalidad. No entendía por que, pero su actitud no podía dejar de chocarme, no podía dejar de pensar en ello, quería que ella se fuera, que todos se fueran, el desaliento y la obsesión que me provocaba eran incomprensibles para mí. Intente no pensar en ello y concentrarme en la clase y en las palabras del profesor, pero a veces me era insoportable pues la miraba, veía como hablaba con sus amigas y no podía dejar de pensar que tal vez en su fuero interno se burlaba de mi, ¡Pero por que demonios me importaba tanto lo que pensara una desconocida! ¿Acaso era su pensamiento el juicio supremo? ¿Era ella la máxima virtud, la única que podía mostrarse como ley universal y omnipotente? De tal manera que sus ojos resplandecientes eran los supremos jueces del infierno Minos y Radamantys quienes pesaban mi alma y le condenaban a un destino.
Ella pareció darse cuenta darse cuenta de mi perturbado comportamiento, al principio pareció mirarme con curiosidad, luego parecí perder interés para ella. Lo cual en vez de mejorar mi angustia, solo la ensalzo mas. Pero entiéndase, no era una obsesión por su cuerpo, ni un sentimiento afectivo hacia ella lo que me provocaba tal sensación, era el misterio. Aun que suene extraño así es, el hecho de no saber que era lo que ella pensaba de mi, lo que de nuestro propio encuentro había ella deducido y lo que sin duda vio en este pequeño ser era el motivo de esta angustia que ahora se reproducía por todo el interior de mi cuerpo. Ese misterio que sus ojos y su burlona sonrisa provocaban en mi era suficiente para alterar mis nervios, siempre lo secreto, lo que no conocemos es lo que más rabia nos da, la ignorancia es un sufrimiento en mi opinión innato en el hombre y más cuando se trata de los que como nosotros cohabitan este mundo.
Finalmente en un momento dado de la clase, el profesor, un sujeto barbudo, bonachón, que se decía incluso había sido director de teatro y de un hablado agradable fijo las fechas de la exposición que deberíamos llevar a cabo en el transcurso del semestre, las parejas serian seleccionadas aleatoriamente. Y ¿adivinen? ¿Es fácil no? Por eso antes hablaba de los crueles que suelen ser algunas veces las circunstancias y en este caso así fue, pues mi pareja fue nada menos que aquella chica que en estos momentos era objeto de mis pensamientos y desvaríos mentales. Ella parecía estar satisfecha con la decisión, al parecer le parecía gracioso la cara que yo hice como posteriormente me contó y el hecho de que como decía ella “yo le hacia gracia”. Pues a mi no me hizo nada de gracia y estuve a punto de retirarme enojado del salón, sin embargo considerando esa actitud ridícula, decidí sentarme callado a esperar. Sin duda pronto tendría que reunirme con ella y tenia que pensar bien como iba a manejar las cosas. No obstante, la cosa no transcurrió de una manera muy grave pues simplemente concretamos encontrarnos al otro día a las seis a la salida de clases para cuadrar la exposición, ella parecía ignorar o hacerse la boba con aquel incidente de la mañana de las bancas.
Cuando salí y me encontré con mis amigos, estos parecieron tomarse todo con burla, desde luego el hecho de que me tocara con una chica como ella, tenia que ser para que mis compañeros sacaran lo peor de su repertorio. Para ellos eso iba para noche de sexo largo, seguramente era lo único en lo que pensaban, de hecho había dos de ellos a quien parecía que ella les caía mal, por un incidente aislado hace algunos meses en el cual ella parecía haberlos humillado. Sin duda, era una mujer de carácter o al menos eso se dejaba ver, eso generalmente solía llamarme mucho la atención en las mujeres. Ella no era la mas atractiva del mundo, en mi opinión era normal y creo que en la de mis compañeros también, pero el problema era que el chisme y el rumor eran lo suficiente para crear de algo tan pequeño una fiesta completa. Decidí no pararles bolas y sentarme a comer tranquilamente mi comida.
Así paso el resto del día, la normal monotonía de siempre, las mismas conversaciones, las mismas caras y el lento tic tac del reloj que se iba muy lentamente, para llegar finalmente a mi casa a tirarme en la cama cansado a dormir, decidí no pensar mucho en el asunto, igual no me preocupaba. Prefería pensar entonces en otras cosas, meterme en mis pequeños mundos imaginarios mientras me dormía, antes de hacerlo realice un ligero esbozo de mi mano en una hoja de papel en la cama. Solía hacer este tipo de ejercicios y luego me acostaba y me sumergía en alguna reflexión tonta relacionada con alguna objeto estético en especifico ¿Cuántas cosas se podían hacer con la mano?, era increíble el poder que tal miembro corporal tenia. Estiraba, la movía ligeramente, luego de un fuerte golpe intentaba agarrar el aire, ¡Cuánto poder! ¡Cuanta solemnidad!, el impacto del tacto, de cada objeto o persona tocada, una magia sin duda aun no estudiada. Mientras esto pensaba me quede al fin dormido.
Continuara...
viernes, 7 de diciembre de 2012
jueves, 6 de diciembre de 2012
martes, 4 de diciembre de 2012
16
(Por: Oliverio Girondo)

A unos les gusta el alpinismo. A otros les entretiene el dominó. A mí me encanta la transmigración.
Mientras aquéllos se pasan la vida colgados de una soga o pegando puñetazos sobre una mesa, yo me lo paso transmigrando de un cuerpo a otro, yo no me canso nunca de transmigrar. Desde el amanecer, me instalo en algún eucalipto a respirar la brisa de la mañana. Duermo una siesta mineral, dentro de la primera piedra que hallo en mi camino, y antes de anochecer ya estoy pensando la noche y las chimeneas con un espíritu de gato.
¡Qué delicia la de metamorfosearse en abejorro, la de sorber el polen de las rosas! ¡Qué voluptuosidad la de ser tierra, la de sentirse penetrado de tubérculos, de raíces, de una vida latente que nos fecunda... y nos hace cosquillas!
Para apreciar el jamón ¿no es indispensable ser chancho? Quien no logre transformarse en caballo ¿podrá saborear el gusto de los valles y darse cuenta de lo que significa “tirar el carro”?...
Poseer una virgen es muy distinto a experimentar las sensaciones de la virgen mientras la estamos poseyendo, y una cosa es mirar el mar desde la playa, otra contemplarlo con unos ojos de cangrejo.
Por eso a mí me gusta meterme en las vidas ajenas, vivir todas sus secreciones, todas sus esperanzas, sus buenos y sus malos humores.
Por eso a mí me gusta rumiar la pampa y el crepúsculo personificado en una vaca, sentir la gravitación y los ramajes con un cerebro de nuez o de castaña, arrodillarme en pleno campo, para cantarle con una voz de sapo a las estrellas.
¡Ah, el encanto de haber sido camello, zanahoria, manzana, y la satisfacción de comprender, a fondo, la pereza de los remansos.... y de los camaleones!...
¡Pensar que durante toda su existencia, la mayoría de los hombres no han sido ni siquiera mujer!... ¿Cómo es posible que no se aburran de sus apetitos, de sus espasmos y que no necesiten experimentar, de vez en cuando, los de las cucarachas... los de las madreselvas? Aunque me he puesto, muchas veces, un cerebro de imbécil, jamás he comprendido que se pueda vivir, eternamente, con un mismo esqueleto y un mismo sexo.
Cuando la vida es demasiado humana —¡únicamente humana!— el mecanismo de pensar ¿no resulta una enfermedad más larga y más aburrida que cualquier otra?
Yo, al menos, tengo la certidumbre que no hubiera podido soportarla sin esa aptitud de evasión, que me permite trasladarme adonde yo no estoy: ser hormiga, jirafa, poner un huevo, y lo que es más importante aún, encontrarme conmigo mismo en el momento en que me había olvidado, casi completamente, de mi propia existencia.

A unos les gusta el alpinismo. A otros les entretiene el dominó. A mí me encanta la transmigración.
Mientras aquéllos se pasan la vida colgados de una soga o pegando puñetazos sobre una mesa, yo me lo paso transmigrando de un cuerpo a otro, yo no me canso nunca de transmigrar. Desde el amanecer, me instalo en algún eucalipto a respirar la brisa de la mañana. Duermo una siesta mineral, dentro de la primera piedra que hallo en mi camino, y antes de anochecer ya estoy pensando la noche y las chimeneas con un espíritu de gato.
¡Qué delicia la de metamorfosearse en abejorro, la de sorber el polen de las rosas! ¡Qué voluptuosidad la de ser tierra, la de sentirse penetrado de tubérculos, de raíces, de una vida latente que nos fecunda... y nos hace cosquillas!
Para apreciar el jamón ¿no es indispensable ser chancho? Quien no logre transformarse en caballo ¿podrá saborear el gusto de los valles y darse cuenta de lo que significa “tirar el carro”?...
Poseer una virgen es muy distinto a experimentar las sensaciones de la virgen mientras la estamos poseyendo, y una cosa es mirar el mar desde la playa, otra contemplarlo con unos ojos de cangrejo.
Por eso a mí me gusta meterme en las vidas ajenas, vivir todas sus secreciones, todas sus esperanzas, sus buenos y sus malos humores.
Por eso a mí me gusta rumiar la pampa y el crepúsculo personificado en una vaca, sentir la gravitación y los ramajes con un cerebro de nuez o de castaña, arrodillarme en pleno campo, para cantarle con una voz de sapo a las estrellas.
¡Ah, el encanto de haber sido camello, zanahoria, manzana, y la satisfacción de comprender, a fondo, la pereza de los remansos.... y de los camaleones!...
¡Pensar que durante toda su existencia, la mayoría de los hombres no han sido ni siquiera mujer!... ¿Cómo es posible que no se aburran de sus apetitos, de sus espasmos y que no necesiten experimentar, de vez en cuando, los de las cucarachas... los de las madreselvas? Aunque me he puesto, muchas veces, un cerebro de imbécil, jamás he comprendido que se pueda vivir, eternamente, con un mismo esqueleto y un mismo sexo.
Cuando la vida es demasiado humana —¡únicamente humana!— el mecanismo de pensar ¿no resulta una enfermedad más larga y más aburrida que cualquier otra?
Yo, al menos, tengo la certidumbre que no hubiera podido soportarla sin esa aptitud de evasión, que me permite trasladarme adonde yo no estoy: ser hormiga, jirafa, poner un huevo, y lo que es más importante aún, encontrarme conmigo mismo en el momento en que me había olvidado, casi completamente, de mi propia existencia.
jueves, 15 de noviembre de 2012
Dreaming Light -Anathema
Suddenly
Life has new meaning
Suddenly
Feeling is being
And you shine inside
And love stills my mind
Like the sunrise
Dreaming light of the sunrise
Suddenly
I don't have to be afraid
Suddenly
It all falls into place
And you shine inside
And love stills my mind
Like the sunrise
Dreaming light of the sunrise
Dreaming light
And you shine inside
And love stills my mind
Like the sunrise
Dreaming light of the sunrise
I feel you but I don't really know you
I dreamed of you from the moment I saw you
And I've seen the sunrise in your eyes
The sky, the sea, the light
So live your dream beneath the northern horizon
Be at peace set your heart in flight again
For the light is truth
The light is you
domingo, 4 de noviembre de 2012
Agenciamiento Espiral
Arde llama, quémame, devórame...
cada significante una nueva carga
connotación quimérica de mi realidad
ígnea sombra que me deconstruye
No queda nada más de mí
solo la brisa del laberinto.
No lo encuentro, claro helicoidal
huella iterable de sueños profanados
Allí, donde anhelo desaparecer, al fin,
sumergiéndome en el pasadizo cavernoso de tus piernas ancestrales
El camino sigue, descendente,
a través de la espiral asteriana de centro finito, regular.
Podría girar una y otra vez, como un demente,
pintando añil, las paredes sarracenas, cubiertas de aserrín
Así color podría darle, a este delirio obtuso,
que a mi ser deja ambiguo, inconcluso.
Pero el centro me interesa, a el ansioso llego,
en busca de respuestas contundentes,
que tengan un sabor agrio, de anhelos.
Yo te vi allí, sola, juguetona, coqueta, indefinible,
un sol que se apaga en medio de la tempestad.
Tu sonrisa ya no es aquel, dulce cáliz crepuscular,
solo es el crescendo de mi reflejo,
fragmentos de un mismo espejo, simple veleidad.
¡Ah triste agonía! ¡Devenir perpetuo!
Ese día fuiste mi panacea, fuiste mi delirio,
el polvo perdido, un anciano sirio.
Iluminaste la sala, recinto marmoleo,
donde se yuxtaponen Thanatos y Eros.
Que solo son condicionantes rizomaticos de tus indecisos labios
que se chocan y entrecruzan con mis pensamientos arbóreos.
Si lo sé, una terrible, pero mal articulada avenencia.
Si supieras lo que me sorprende lo fácil que es hallar
ese terrible punto sensible, que te sacude, que te fractura,
que te transfigura en otro...
en ese otro ser decadente antítesis sonámbula de iris blancos.
Pero, ¿puedo evitarlo?, protervo es mi deseo
serpiente multicolor
que a tus pies de piedra, genera un temblor.
Arrancar tu piel, acuchillar tus besos
que no quede nada, tan solo rojos cerezos.
Los que macizos, suaves, cuelgan de tus corneas sibilas
edénicos manjares, suculentas pupilas.
Solo ello existirá, en el instante, en el momento.
Todo lo demás separado por una pared oblicua,
de un color bacterial, que tu alma corroe y evita.
Un abismo infranqueable que tus sentidos y tu hybris exacerba.
Allí, lo único, inmutable,
será sudor, será cuerpo, será gloria, de tu pubis imperfecto.
Pronto me desvaneceré, despacio, tautológicamente,
cada significante a mi asociado, juguetón desaparecerá.
No puedo evitarlo, es control de la deidad falica,
de aquella floja, ebria y perezosa,
que al ajedrez con la magna parca juega en un altar.
No me queda más que seguir crepitando, ardiendo,
hasta que solo queden cenizas…
y la última humareda de un imposible
de una verdad.
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